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Nunca me entero de nada

Nocheviejas de espumillón y peladillas

Viernes, 29 de diciembre 2023, 23:02

Con esta sobredosis de indignación y cólera que llevamos encima, a todos nos viene de perlas, durante estas fiestas, una ración doble de melaza navideña. Nos ha vampirizado un agotador tertuliano que desayuna ruido y furia, y ya es hora de aplacarlo con una terapia ... de shock a base de cuernos de reno, omnipresentes hilos musicales que disparan villancicos o infinitas reposiciones de Capra y Macaulay Culkin. Los muros, mejor livianos como aquellas montañas de corcho con las que adornábamos los belenes. No en vano, últimamente aparecen constantes alusiones a aquella famosa tregua de la Navidad de 1914, cuando de forma espontánea en los campos de Flandes se comenzó a entonar el Noche de paz en varios idiomas, y los combatientes, ateridos, embarrados, abandonaron sus trincheras para intercambiar whisky, chocolate y cigarrillos. También se jugó un partidillo que los boches, fieles a su costumbre, ganaron por 3 a 2. Todo esto, por cierto, ocurría a pocos kilómetros de Waterloo, y quizás resultase más práctico solventar ciertas cuestiones con una sencilla pachanga entre solteros y casados.

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