Borrar

De entrada, póngase a corear el título de este artículo como un auténtico enajenado al ritmo del 'Seven Nation Army' de los White Stripes. No se preocupe, lo conoce de sobra. Lo ha oído infinidad de veces, en los campos de fútbol, en cualquier calle ... de su ciudad, normalmente entonado por uno de esos alegres corros de muchachos que nos hacen cuestionarnos si la reciente Ley de Protección Animal ampara su caso o directamente va por lo civil. Ya nos hemos acostumbrado a que ese inefable lolololo se convierta en la banda sonora habitual de las ingentes despedidas de soltero que abarrotan los bares del Casco Antiguo, cosa que, a los que somos de natural escéptico, nos escandaliza lo justo: asumamos que la perpetuación de la especie no suele venir precedida de un minué versallesco. Lejos de incomodarnos con este coro gorilesco, deberíamos adoptarlo como parte consustancial del patrimonio sonoro logroñés, a la altura de la sirena del Espolón, o, en la misma línea, el traqueteante martilleo de los trolleys domingueros sobre el adoquinado, cuando esos cientos de visitantes que nos han honrado con su estancia se largan con viento fresco a sus lejanos madriles o cuencas o donde quiera que habiten nuestros guiris patrios.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja ¡Ló-Lolólo-Logrooóño!