La brecha que impide la igualdad

La brecha salarial, la grieta que diferencia a mujeres y hombres en la nómina, se reduce en La Rioja, aunque aún son 18 puntos porcentuales los que dan aventaja al género masculino. Un síntoma de desigualdad contra el que no se puede negar empeño público ... y privado, aunque no todas las partes se empeñen con igual interés. Entra las menos 'interesadas' milita la mayoría de empresas riojanas obligada por ley a implantar planes de igualdad: dos de cada tres no se han dotado de esa herramienta que, básicamente, pretende garantizar que a igual trabajo, igual salario, según ha denunciado UGT. Al margen de esta falta de sensibilidad, sin olvidar el incumplimiento legal, de parte del empresariado, la reducción de la brecha es una buena noticia. Una efecto derivado, entre otros factores, de la subida del Salario Mínimo –el SMI pasa por ser la referencia en los sectores donde el empleo femenino es mayoritario– y de la devaluación salarial generalizada que provocó la gran crisis de 2008. La hoy por hoy improbable extinción de la brecha salarial debe entenderse como un objetivo irrenunciable en tanto que afecta a la vulnerabilidad de la mujer en el presente y a su expectativa de una pensión más baja en el futuro. En suma, a la cronificación de la diferencia.