El otro día Brigitte Macron se manifestó a favor de la vuelta del uniforme a los colegios. Cree que permite limar las diferencias. Eso no es del todo cierto, al menos en mi colegio, porque había quien la camisa blanca la llevaba Macson, el jersey ... azul marino Pulligan y los zapatos Castellanos (marcas pijas de entonces). Hemos visto tal desaliño indumentario en nuestro Congreso de los Diputados que, a veces, creo que no estaría mal que hubiera alguna regla de vestuario. Sí, había una: la regla vulgar de educación de toda la vida que ha sido derogada.
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En la Cámara de Representantes de Misuri (el Senado no tiene restricciones) se ha impuesto que las mujeres no puedan llevar los brazos al aire. «Un ataque de pedantería por parte de los republicanos», dijo una demócrata de la llamada Regla 98. Teniendo en cuenta cómo se las gastan los aires acondicionados en EE UU, solo veo mal que taparse los brazos sea una imposición. Pero me los tapo.
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