Más claro imposible. El mensaje a Vladímir Putin de Josep Borrell, representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea, tiene una clara lectura: cualquier ataque nuclear contra Ucrania provocará una respuesta. No será nuclear, pero sí ... una respuesta militar «tan poderosa» que el Ejército ruso quedaría aniquilado. Lo dijo este jueves en la inauguración de la Academia Diplomática Europea. Con su severa advertencia, Borrell cerraba una semana en que ha puesto a caldo a sus propios diplomáticos y ha asumido una autocrítica poco habitual en él y en la gestión de la Unión Europea.
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En su regañina a lo más granado de la diplomacia europea en la conferencia anual de embajadores de la UE no aplicó paños calientes. Opina que Europa está haciendo un pobre papel en la disputa para ver quién gana el relato en torno a la guerra en Ucrania. «Además de conquistar el espacio, debemos conquistar las mentes y eso lo hacen muy bien los rusos y los chinos», arengó el exministro español, instando a los embajadores a comunicar más y mejor. Ahí es nada. Borrell reclamó a sus diplomáticos que le informen directamente porque quiere ser informado por ellos y no por la prensa. Es de suponer que la llegada de esos mensajes a las embajadas habrá supuesto una revolución en las legaciones diplomáticas para recabar noticias y transmitirlas de inmediato.
En su análisis desde la invasión rusa de Ucrania, también reconoció los fallos de Bruselas, algo poco habitual en él. Admitió que los americanos les avisaron de que Rusia iba a atacar y fueron «muy reacios a creerlo». También lamentó que parte de los problemas actuales se deriven de haber «basado nuestra prosperidad en el gas barato de Rusia y en el acceso al mercado chino». La situación de Alemania es otra de las grandes preocupaciones del político español por las dependencias que se van creando con el gas natural licuado procedente de Estados Unidos y recordó el riesgo que asoma cuando tras las próximas elecciones, el presidente norteamericano electo pueda resultar «no ser tan amigo de los europeos», en una clara referencia a un resurgir de Donald Trump.
«No podemos ser herbívoros en un mundo de carnívoros», aseveró en la conferencia que impartió al día siguiente en Madrid, en cuanto a la necesidad de dotar a Europa de medios frente a las amenazas. Por último lanzó otro mensaje al presidente ruso, advirtiéndole que no se marque faroles con temas tan delicados como el ataque nuclear. Entre autocríticas y regañinas, Borrell cabalga de nuevo.
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