Boris Johnson, una crisis de confianza

La largamente esperada publicación del informe de Sue Gray sobre las frecuentes fiestas en el número 10 de Downing Street, en un periodo de confinamiento por la pandemia en el que los encuentros sociales estaban prohibidos para el resto de la población, apenas obtuvo una ... disculpa retórica de Boris Johnson. El 'premier' británico tiene pendiente una investigación parlamentaria, que tampoco augura la renuncia que no consiguieron ni las revelaciones de la Policía ni las de la alta funcionaria; en este último caso, además, aportadas antes por medios de comunicación, con imágenes de las alegres reuniones incluidas. Tan seguro se siente el 'premier' que acaba de modificar el código de conducta ministerial para eximir de la obligación de dimitir a los miembros del Gobierno que violen reglas «menores». Dieciocho de sus diputados repudian a Johnson, lejos de los 54 necesarios para intentar su destitución. Solo el conjunto de los ciudadanos puede expresar en las urnas su grado de hartazgo con un dirigente parapetado tras la guerra en Ucrania que desacredita su cargo y mina la confianza en el conjunto del sistema político. Pero para las elecciones todavía quedan dos años.