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ILUSTRACIÓN BEA CRESPO
Sería Bonito

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LA CUARTA ·

El hogar, la pertenencia, las raíces no siempre se pueden asociar a un espacio físico, a una geografía concreta e inamovible porque, a veces, la violencia les arranca del territorio al que pertenecían

Sábado, 11 de febrero 2023, 22:00

El paraíso se encuentra bajo los pies de las madres». He leído este dicho musulmán en el ensayo autobiográfico de Igiaba Scego 'Mi casa está donde estoy yo' (traducción de Blanca Gago, publicado en Nørdica Libros). Scego es una autora italiana, nacida en Roma en ... 1974, de padres somalís exiliados tras el golpe de Estado de 1969. Igiaba Scego es italiana de pleno derecho, pero el relato de su vida y de su familia muestra que una cosa es lo que dice su pasaporte y otra la experiencia. Tanto el título del libro 'Mi casa está donde estoy yo' como el dicho musulmán «el paraíso se encuentra bajo los pies de las madres» apuntan a varias cuestiones que atraviesan las memorias de Scego: el hogar, la pertenencia, las raíces no siempre se pueden asociar a un espacio físico, a una geografía concreta e inamovible porque, a veces, como en el caso de la familia Scego, la violencia les ha arrancado del territorio al que pertenecían, el país al que la autora dedica el libro: «A Somalia, dondequiera que esté. Su Somalia, la de sus padres, el país añorado, ya no existe, no es, desde luego, la Somalia de hoy, asolada por una guerra civil desde 1991 (aquí, permítame un inciso: ¿usted se acordaba de que la guerra continúa en Somalia? Le confieso que yo no). Cuando se pierde violentamente el país al que se pertenece y el país de acogida es particularmente hostil, las raíces quedan al aire, la casa se lleva puesta, los pies de la madre marcan el territorio afectivo sobre el cual crecer. Scego, como metafórica caracola, carga con su casa dondequiera que va porque consigo lleva la memoria familiar: su hogar es el recuerdo de un abuelo incómodo por tener la tez demasiado blanca y por colaborar con el fascismo, una madre que sabe leer y contar relatos maravillosos pero que no sabe escribir, un padre que pudo haber sido un gran político y que dedica su vida en el exilio a recrear un existencia perdida. Esta memoria familiar está unida al contexto colonial y poscolonial italiano en África. Así, el relato de Scego no solo nos habla del desarraigo de una familia somalí, las peripecias pasadas y presentes de sus miembros, su lucha por sobrevivir en una Italia racista, también pone de manifiesto varias cuestiones: las deudas pendientes de Europa en África, sobre todo en países como Italia donde no ha habido un trabajo de confrontación en profundidad con el pasado fascista colonial; la relación entre las crisis migratorias actuales y ese pasado; y el hecho de que, cuanto menos crítico sea un país –léase aquí Italia– con su pasado colonial, más fuerte será la reacción antimigratoria y racista.

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