Vladímir Putin trató este miércoles de recuperar la iniciativa en la guerra como comandante en jefe de un entrenamiento de sus fuerzas de disuasión estratégica, encargadas de responder en caso de ataque nuclear. En una exhibición de la más burda propaganda, consideró además «muy alto» ... el riesgo de un conflicto internacional. El 'show' del presidente ruso llega en un momento en el que Moscú quiere convencer al mundo de que la invadida Ucrania prepara una 'bomba sucia', sin aportar evidencia alguna de una acusación que bien podría traslucir sus propias intenciones para sobreponerse a los reveses sufridos en los frentes del este y el sur y a la humillación de la destrucción parcial del puente de Kerch. Cuando se han cumplido ocho meses de la invasión, Putin pretende revertir la imagen del líder que envía a sus soldados a la muerte sin apenas equipamiento y elevar una moral que flaquea incluso en sus más encendidos propagandistas. No sin ayuda, lamentablemente, de iniciativas desorientadas como la de algunos demócratas de Estados Unidos. A la verdadera 'bomba sucia', la del Kremlin, es preciso responder con el mantenimiento del más firme apoyo a los ucranianos.
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