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Cada estadística sobre la demografía regional que se hace pública supone una bofetada social de realidad de mayor intensidad. Los últimos datos del INE habrían ... permitido descubrir que la cifra de nacimientos se desploma irremediablemente en La Rioja si no fuera porque no se trata de novedad alguna, ya que está de sobra asumido el desastre que amenaza a la natalidad, la riojana en particular y la española en general. Son ya demasiados años en los que la curva que marcan los nacimientos tiende a cero. Algo paradójico en una sociedad en la que más de la mitad de las mujeres de entre 18 y 55 años responden en la Encuesta de Fecundidad del INE (2018) que desearían dos hijos. Más allá de los cambios sociales y de valores que influyen en que ese deseo no se haga realidad, los más determinantes hay que buscarlos hoy en los ámbitos laboral y económico, en la precariedad y los sueldos bajos que se ven agravados, además, por la escasa efectividad de las políticas de fomento de la natalidad. Un problema de elevada magnitud no se puede resolver con propuestas tibias en forma de cheque-bebé o de subvenciones pasajeras. Exige propuestas audaces y, también, una estabilidad laboral y económica que estimulen.
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