Black year

Mas, por si nuestra cuota nacional de adversidad coronavírica no fuera suficiente, en España han sucedido este año más cosas que lo ennegrecen aún más. Como que, para asegurarse tres años más gobernando, el minoritario sanchismo (antes PSOE=120 escaños de 350) se apoye en grupitos (UP=35) y grupúsculos (ERC=13, PNV=6, EHB=5) rabiosamente antiespañoles cuyo objetivo es desmantelar el régimen democrático de consenso surgido con la Constitución de 1978. Con tal de saciar su sed de poder, el vendepatria Sánchez se ha dejado chantajear por quienes pretenden destruir la España unida en torno a un Estado con plena separación de poderes que sin duda queremos la mayoría, apoyándose para gobernar en un hatajo de funcionarios traidores, rufianes secesionistas, rebeldes sin causa, populistas de salón, nacionalistas oportunistas, totalitarios trasnochados y sanguinarios ex terroristas no arrepentidos, cuyas lecciones de democracia y antifascismo provocan arcadas, que le otorguen la mayoría que necesita para cometer cómodamente sus tropelías fiscales, judiciales o sanitarias.

Con todo, el summum de la negrura con la que este maldito año ha teñido de inconsolable luto nuestro planeta ha sido la muerte de uno de los grandes genios universales del siglo XX, qué digo, de todos los tiempos, capaz de la inenarrable hazaña de meter un gol con la mano y otro regateando a cinco contrarios en un partido de balompié. ¿Qué peor calamidad podrá abatirse ya sobre una Humanidad destrozada sin tregua por tanta desventura? Pues aún nos queda un mes de 2020 y estos años tan cabrones pueden seguir dando por saco hasta la última campanada. Lo mismo nos hacen la pascua contabilizando como comensal navideño al amigo invisible. Por ejemplo.