Biden cierra filas con Kiev

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se adelantó ayer al discurso que Vladímir Putin pronunciará hoy ante la Duma con un viaje a Kiev en medio de las alarmas para encontrarse con el líder ucraniano Volodímir Zelenski. Las imágenes de ambos ante la catedral ... de San Miguel y en la sede presidencial fueron un mensaje de ánimo para los ucranianos que siguen en su tierra y de esperanza para los que se vieron obligados a salir en busca de acogida en países democráticos. Y toda una declaración que, comprometiendo a Washington, implica un compromiso creciente de los aliados. Aunque los medios bajo control o censura del Kremlin silenciaran o relegaran tan destacable noticia, la Rusia informada pudo constatar que Putin se encuentra tan lejos de alcanzar sus objetivos bélicos contra Ucrania que el mandatario de la primera potencia mundial se permite homenajear su resistencia muy cerca de donde Moscú está desplegando tropas para la ofensiva de primavera. El inquebrantable apoyo del jefe de la Casa Blanca a la integridad y a la soberanía de Ucrania y su sentencia de que, un año después de iniciada la agresión rusa, el país agredido y la democracia siguen en pie podrán llevar al Kremlin y a sus voceros a continuar simulando que Rusia es víctima de un plan urdido por todo Occidente contra su seguridad y existencia. Pero aunque la nostalgia por tiempos supuestamente más satisfactorios, las también supuestas ventajas de una autarquía de privilegiados y la superioridad que la autocracia proclama frente al pluralismo democrático que considera caduco y débil envalentonen a los próximos a la 'nomenklatura' rusa, los países más desarrollados centran sus preocupaciones globales en la cantidad, calidad y entidad de la ayuda que deban prestar en artillería y munición, en carros de combate y aviones ante la solicitud de Zelenski. Como Biden testimonió en Kiev, ni Estados Unidos, ni Europa ni los demás aliados se desentenderán de Ucrania. Todo lo contrario, están obligados a pensar en una paz que no conceda a Rusia argumentos para albergar propósitos de futuras agresiones. Los 500 millones de dólares y los anuncios de nuevas sanciones que el presidente de EE UU portó a Kiev son la enésima indicación –en este caso, especialmente simbólica– de que la Casa Blanca persistirá en su empeño por impedir que Putin pueda salirse con la suya ni a ojos de sus compatriotas más enfervorecidos.