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La vida de los cuadros. Tiene tela. De fondo. Una hilatura que conforma un paño sensible. Lleno de huellas. Dactilares. Algunas invisibles, pero impresas, como datos, que explican cosas en el reverso o entre costuras. O entre ingletes. Al igual que las imágenes de las ... películas, que una cosa es lo que se ve y otra lo que cuentan, los lienzos solapan capas y hablan más allá del motivo enmarcado. Cuentan más allá de lo mostrado. Tú contemplas, no sé, y sin salir de casa, un Goya o un Velázquez o un Sorolla y lo que registran y legan es un tiempo y una luz. Son, además de un tejido, una piel. Porque es el tiempo el que hace y pinta. Y multiplica o sondea las historias que se encontraban al fondo de lo que vemos. Porque una pintura se esponja o se cuartea o palidece o se resalta, vive, por efecto no sólo de los elementos o de la edad sino porque se mueve por dentro; porque reacciona frente a cada presente; por la forma en que es mirada y calibrada desde cada ángulo del presente.

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