En 2004, bajo un gobierno del PSOE, España dio un paso histórico en la protección de las mujeres con la aprobación de la Ley Orgánica ... 1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, con la creación de juzgados especializados, convirtiendo al país en un referente mundial en derechos sociales y garantizando derechos fundamentales para las mujeres, víctimas o no.
Sin embargo, en 2025, con la aprobación de la Ley de Eficiencia Organizativa (LEO), nuevamente impulsada por un gobierno del PSOE, este progreso corre el riesgo de desvanecerse. La reforma implica la creación de un único Tribunal de Instancia, en el que existen diferentes secciones, siendo una de ellas la de violencia de género. Ahora bien, la atención directa a la víctima la realizarán los funcionarios que asisten al juez, y estos casos pasarán a un «cajón de sastre» junto con el resto de la plantilla judicial, denominado Servicio Común de Tramitación, donde las causas se diluirán entre numerosos procedimientos judiciales de otras índoles.
Desde CC OO de Justicia denunciamos que, una vez más, las promesas en materia de lucha contra la violencia de género se quedan en discursos vacíos, sin medidas estructurales que garanticen su cumplimiento. La reciente aprobación del nuevo Pacto de Estado contra la Violencia de Género y la Ley de Eficiencia Organizativa de la Justicia, que incorpora nuevas funciones en materia de delitos sexuales, delitos contra la infancia y adolescencia, no suponen una respuesta real ni efectiva si no van acompañadas de recursos obligatorios y especializados, ni de voluntad negociadora por parte de las Administraciones autonómicas en su implantación. Serán un brindis al sol.
El compromiso con la erradicación de la violencia machista no puede quedarse en papeles y discursos
Mientras delitos como el terrorismo o el narcotráfico son tratados en las Audiencias Nacionales con su debida especialización, debido a la alarma social que provocan, la violencia de género, que deja anualmente a más de 50 mujeres asesinadas en España, no recibe la misma consideración. ¿Por qué no se nos puede garantizar una especialización judicial? ¿Acaso la alarma social y el impacto en las familias de las víctimas —padres, hijos, amigos— no justifican un tratamiento judicial especializado? Ah, ¡claro! Se nos olvida que somos mujeres. Se nos olvida que cualquiera, en algún momento de la vida, nos hemos encontrado con una víctima de violencia de género, con una mujer que grita, unos niños que lloran, la vecina del 5º, la que pasea al perro. Y nos hemos encogido de hombros mirando hacia otro lado. Estamos a años luz de empatizar realmente con las víctimas.
La violencia de género no puede ser una «materia más». Desde CC OO de Justicia, y dentro del marco de la negociación colectiva, advertimos de que, sin la creación de un área específica y obligatoria para la violencia machista dentro de la estructura judicial, no se agilizarán los procesos ni se garantizará una verdadera protección a las víctimas. De poco sirve la ampliación de financiación si no se traduce en más jueces especializados, en una mayor presencia de fiscalías especializadas, en funcionarios formados en perspectiva de género, y en la dotación de equipos psicosociales que acompañen a las víctimas en el proceso judicial.
No se trata solo de tener leyes en papel, se trata de garantizar la protección a las víctimas de violencia de género. Todo lo contrario es aterrador.
La violencia de género es un crimen estructural que requiere un tratamiento especializado, y no puede ser reducida a una simple 'materia' dentro de un tribunal común.
No podemos permitir que estos cambios legislativos queden en una estrategia de marketing político, mientras la violencia machista sigue cobrándose vidas y dejando en indefensión a miles de mujeres. Con la nueva asunción de competencias en delitos sexuales contra mujeres, la violencia a menores y adolescentes, el riesgo de colapso y demora se hace evidente.
El compromiso con la erradicación de la violencia machista no puede quedarse en papeles y discursos. La justicia patriarcal sigue impune, y sin cambios reales en la estructura judicial, seguiremos viendo cómo las víctimas son revictimizadas y los agresores siguen encontrando grietas en el sistema para perpetuar la violencia y, en muchos casos, salir de rositas.
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