En los próximos meses y con la vista puesta ya en el próximo invierno, la Unión Europea va a tener que librar una implacable batalla contra la dependencia energética con Rusia. Es esencial romper el cordón umbilical con el país invasor de Ucrania, que amenaza ... además la estabilidad europea, para cortar la financiación de la guerra y estrangular la economía de Moscú que le permitiría a Vladímir Putin afrontar un conflicto de largo plazo a las puertas de Europa. La cuestión es si la Unión Europea se puede permitir prescindir del gas ruso y si en el plazo de unos pocos meses podrá encontrar otras fuentes de gas natural y en qué condiciones sin que la economía de los 27 pueda verse colapsada este próximo invierno. Tras años de dependencia casi oculta, revelada ahora por la guerra de Ucrania, Europa ha comenzado a moverse para desandar el camino. El problema reside en que en 2021 el 45% del gas consumido por la UE fue importado de Rusia; un tercio del petróleo y el 46% del carbón llegaron también de la misma procedencia.

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Durante décadas, desde la caída del muro de Berlín, predominó en Europa, auspiciada por Alemania, la política 'Wandel durch Handel' (cambio a través del comercio); es decir, generar negocios con Moscú para atraer a Putin a la órbita occidental. Y, por supuesto, para disponer de gas barato y abundante para la sedienta industria germana. El abrazo del oso se plasmó de manera muy expresiva en el hermanamiento entre el excanciller Schröder y Putin con una escandalosa puerta giratoria del político germano a la empresa Gazprom. Así se ha ido forjando una errónea sobredependencia energética con Rusia que con la invasión de Ucrania se ha convertido en un arma de guerra. Polonia y Bulgaria han sufrido intolerables cortes del suministro. Finlandia también se ha negado a pagar en rublos el gas y está sufriendo las consecuencias. Todo hace prever que este invierno en algunos países no pueda descartarse el racionamiento energético y para el conjunto de la UE una imparable escalada de los precios.

Las soluciones provisionales pasan por incrementar las importaciones de gas licuado de EE UU y Catar y aumentar la demanda a otros países como Argelia, Noruega y Azerbaiyán. Pero mientras Europa se libera del cordón umbilical con Rusia será inevitable realizar esfuerzos en la demanda de energía industrial y doméstica y recuperar otras fuentes de combustibles postergadas en los últimos tiempos.

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