Un día no basta
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La lucha contra la desigualdad de las mujeres que toma las calles cada 8-M exige derribar barreras en múltiples frentes todo el añoLa creciente toma de conciencia de que la desigualdad, el acoso y la violencia que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo constituyen una bochornosa afrenta y la exigencia de su erradicación sin excusas se han trasformado en un clamor en las calles ... de buena parte del mundo cada 8 de marzo. Hoy volverá a suceder. Es necesario visibilizar una reivindicación de una justicia incuestionable que une a personas de diversas generaciones, condición social, origen e ideología. Pero resulta perentorio que ese 'basta ya' traspase barreras hasta ahora inexpugnables e impregne por fin el día a día en el entorno laboral, administrativo, social y en la conciliación familiar. Solo así se manifestará, como debe, en progresos mucho más profundos y rápidos que los registrados en los últimos años. Pese a ellos, el mundo sigue dominado por los hombres como si tal condición les dotara de una superioridad fuera de discusión que condena a la mitad de la humanidad a servirles de forma sumisa sin cuestionar siquiera una discriminación tan flagrante. Los huecos que las mujeres han logrado abrirse no solo son todavía minoritarios, sino que han exigido por su parte un descomunal despliegue de sacrificios, méritos y esfuerzos para alterar un 'statu quo' tenido como normal. Aunque nunca puede serlo una realidad caracterizada por la vulneración de derechos y ataques a la libertad y la dignidad ya sean descarnados o encubiertos. Cuando la igualdad en cuestiones básicas se presenta como una ensoñación revolucionaria resulta evidente que algo chirría en el andamiaje social. Esas fallas no van a corregirse por el apartamiento voluntario hacia un costado de los varones en una posición tan privilegiada, sino en una batalla diaria librada en múltiples frentes contra la injusticia y en defensa de la razón.
Las 14 víctimas mortales a manos de sus parejas o ex en lo que va de año representan la cara más salvaje del machismo contra el que se rebela el Día Internacional de la Mujer. Un machismo que se manifiesta en forma de malos tratos, abusos sexuales, humillaciones u obstáculos en el acceso a determinados cargos, pero también en el reparto de tareas en el hogar o en la perpetuación de roles. Reconocer a las mujeres el papel que merecen en la sociedad es una exigencia democrática que concierne a todos, que requiere una educación en la igualdad desde la infancia y por la que hay que combatir hoy y el resto del año.
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