Hubo un tiempo en que las vacunas infantiles contra el neumococo, la varicela o la meningitis B no estaban incluidas en el calendario oficial de vacunación. Comprarlas suponía un importante gasto para aquellas familias que optaran por esas profilaxis. El Prevenar 13, Varivax y Bexsero, ... nombres comerciales de las vacunas, quedaban reservados para quienes pudieran permitírselo. A mejor economía familiar, mayor protección de la salud.

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Hubo un tiempo en que entre las familias riojanas se desató poco menos que una psicosis por el desabastecimiento de la vacuna contra la meningitis B. Las farmacias acumulaban largas listas de espera. Muchas de aquellas familias que demandaban Bexsero llegaron a desplazarse a Francia para conseguir las dosis. Pero siendo como es una enfermedad grave, la incidencia y prevalencia de la meningitis B en La Rioja es ínfima. El COVID ha matado en la región ya a 819 personas.

De aquel tiempo, que hoy se antoja lejano, solo hace seis años. Por fortuna, desde entonces La Rioja ha introducido mejoras que afectan, por ejemplo, a la vacunación antineumococo, contra la varicela y contra el virus del papiloma humano.

Las dudas sobre posibles efectos secundarios de las vacunas han existido siempre. Más, si se trata de una inmunización que acaba de ser creada, y en tiempo récord, como las vacunas contra el SARS-CoV-2.

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Su efectividad ha resultado más que evidente. Pero por si había pocas dudas en cuanto a la vacunación de niños y jóvenes, el comité que supervisa la vacunación contra el COVID en Reino Unido anunció ayer, a contracorriente de muchos países. que no la extenderá a los niños sanos con edades entre 12 y 15 años.

Quizá sería necesario unificar criterios. Avanzar, pero avanzar seguros. Al menos, todo lo seguros que se pueda.

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