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Ha vuelto el atletismo al Adarraga. En la clandestinidad. Chavales de 16 sudando sueños con la familia confinada fuera del recinto. Verlos galopar, a los chicos, es actividad de alto riesgo. No como lo de la plaza de toros de El Puerto o lo del ... concierto de Taburete. El día de la lección de sentido común, alguno se jugó la clase. La crónica de César Álvarez sobre del campeonato de La Rioja sub-16 es imperial. Un rosario de disparates que rememora el guion de El guateque de Edwards. A saber: a la Dirección General de Deportes se le olvidó mandar el gel hidroalcohólico (aunque presumo que lo que ha olvidado, en realidad, es el deporte) para desinfectar los artefactos de lanzamientos, petó la máquina del fotofinish y se rompió el listón de la pértiga sin que ningún presente supiera dónde andaba el recambio, o siquiera si es que lo había. De postre, a la mañana del atletismo riojano le cayó una tromba de agua. La arriesgada celebración se saldó sin heridos ni orejas cortadas. Y no como en El Puerto.

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larioja Atletismo de alto riesgo