El periodista transita a diario por el alambre de la actualidad y cada tropiezo o descuido puede ser fatal. El riesgo de equivocarnos está ahí, un sencillo error puede arrastrarnos al abismo, así que llegar hasta el final depende a partes iguales de la determinación ... para alcanzar la meta y de las condiciones ambientales. Con tanto esbirro tensando la cuerda para tirarnos al despeñadero, el periodista debe ser consciente de las dificultades y medir bien sus pasos, actuar con precisión y completar su misión. Contar una historia es sencillo y, como el trabajo del funámbulo, solo puede hacerse en una dirección: bajo el compromiso de nuestra responsabilidad. Ser periodista hoy no es más complicado que ayer, pero llegar hasta la última luz de la verdad puede ser una acrobacia. El periodismo, a menudo, es un arte. El de superar los más invisibles escollos.
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