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Cuando era niño, pasé varios veranos en el campamento que Escolapios que organizaba en la playa vizcaína de Laga. Dormíamos en viejas tiendas de campaña y nos tapábamos con sacos de paño que nuestras madres habían cosido con primor. Una madrugada, cuando los primeros rayos ... del sol proyectaban cierta claridad, uno de mis compañeros se levantó como un resorte, sacó una pequeña navaja que, como él, casi todos habíamos comprado en un bazar de Ibaranguelua y, sin más dilación, y al grito de «¡arriba la libertad!», agujereó el techo con la punta de la faca». Asustados, lo miramos a él, nos miramos entre nosotros, y dedujimos que el «liberal» estaba sonámbulo. Para no chivarnos ni que nadie notara nada, untamos el rasguño con jabón de un color similar al de la tela, Pero, la noche siguiente rompió a llover sin duelo y, disuelto el jabón, comenzó chorrear agua. No paró de diluviar en toda la semana y todos los 'liberales' de esa tienda regresamos a casa con catarros y pulmonías.
¿Con qué tipo de libertad soñaría el sonámbulo? La RAE desgrana una retahíla de ellas en su Diccionario. Ejemplos:
Libertad de empresa: Facultad reconocida a los ciudadanos para emprender y desarrollar actividades económicas.
Libertad de enseñanza: Libertad que permite crear centros docentes y ejercer en ellos la actividad educativa conforme a su ideario.
Libertad de expresión: Derecho a manifestar y difundir libremente ideas, opiniones o informaciones.
¿Dice algo la RAE sobre subvencionar estas libertades?
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