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No hay cajeros en los pueblos ni oficinas bancarias, y es un contratiempo grande, sobre todo para aquellos que todavía tienen dinero y necesitan gastarlo. Se han ido yendo las sucursales, han cerrado las oficinas y el director del banco ha desaparecido de golpe, dejando ... un vacío extraño, un hueco repentino e irreparable en el ágora de la aristocracia local que ocupaba junto al cura y el farmacéutico. Eran los buenos tiempos cuando los chavales corríamos por las calles con camisetas de propaganda de Ibercaja, los padres llevaban en el bolsillo su llavero de Caja Rioja y los abuelos traían de la huerta los pimientos y tomates protegidos del sol de agosto por aquellas gorras verdes de la Caja Rural.

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larioja Aquellas gorras