La nueva ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha hecho suyas las palabras de Salvador Illa y de Pedro Sánchez al insistir en que el Gobierno tiene previsto llegar a la vacunación del 70% de la población «en el verano». Un matiz este último con el ... que Darias trataría de restar carga voluntarista a un anuncio que, en cualquier caso, costará hacer realidad. Los compromisos contraídos por distintas compañías farmacéuticas con la Comisión Europea están quedando en entredicho en cuanto a su cumplimiento efectivo. Hasta el punto de que Bruselas ha lanzado advertencias de litigio contra AstraZeneca, cuya vacuna validó ayer mismo la Agencia Europea del Medicamento. Una situación agravada porque los contratos están sujetos a la confidencialidad de sus datos comerciales. Esa falta de transparencia no solo impide a la opinión pública valorar la dimensión del problema, distinguiendo las obligaciones contraídas por la industria respecto a las expectativas generadas por las instituciones. Dificulta, además, el ejercicio inmediato de los derechos a los que la UE pueda ser acreedora. El riesgo de que se pospusiera la inmunidad de rebaño entre los ciudadanos introduce una sombra inquietante en el ánimo social y una incógnita determinante en las previsiones de salud pública, acentuadas por los interrogantes que añaden las nuevas variantes del virus. Entre otras razones porque podrían inducir reacciones encontradas, de más deseos de vacunarse cuanto antes y de más recelos hacia las vacunas.

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Por otra parte, la confirmación de que los acuerdos entre la Comisión y las farmacéuticas contemplan una periodicidad trimestral para la entrega de los viales convertiría en una pauta obligada la decisión de reservar la mitad de las dosis disponibles para asegurar la administración de la segunda, adoptada por La Rioja entren otras comunidades. Y habrá que asumir parones en el proceso de vacunación, como el que este fin de semana volverá a repetirse en la región. Un grave obstáculo en el objetivo de alcanzar la inmunidad de rebaño, una condición indispensable para avanzar con firmeza en la recuperación económica y social. La Rioja, España y la UE corren el riesgo cierto de quedarse semanas o meses por detrás de sus competidores. Porque no solo urge que se administren las dosis correspondientes. Urge que los agentes económicos y los mercados conozcan a ciencia cierta cuándo se recuperará la actividad social tras el desplome del 11% sufrido por el PIB el pasado año.

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