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Eres joven y guapa, no te preocupes, pronto reharás tu vida. No se imaginan las veces que he escuchado esta frase desde que decidiera separarme de mi marido. ¿Saben lo que siento cuando la analizo? Una profunda decepción. Y no es que sea una desagradecida. ... No se trata de que no me gusten los piropos, todo lo contrario. Adecuadamente contextualizados, me halagan, como a cualquiera. No va por ahí. Lo que me entristece es lo que la frase entraña. A mi juicio, que se use este tipo de expresiones evidencia la necesidad que impera, sobre todo entre las propias mujeres, de desaprender pensamientos sexistas aún demasiado arraigados.

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larioja Aprender a desaprender