Ceniceros y Feijóo, el pasado 25 de marzo en el Círculo Logroñés. Fernando Díaz

Apoyados en el quicio de la gestoría

Crónicas venenosas ·

«¿Qué hay en la tierra o en el cielo que no esté sujeto a la ley de la obediencia?» (Publio Papinio Estacio)

Pío García

Logroño

Domingo, 9 de octubre 2022, 02:00

Cuando a uno, en política, le montan una gestora es como cuando a un viejo se le ha ido la pinza y hay que ponerle a toda prisa un tutor para que no se le ocurra donar todos sus ahorrillos a las hermanitas de los ... pobres o a Médicos sin Fronteras en lugar de dárselo a sus sobrinos. En este segundo caso se necesita un proceso legal muy detallado, con la imponente presencia de jueces y notarios; un puntilloso proceso destinado a comprobar que, en efecto, el tipo en cuestión ya no rige y que sus sobrinos, además de muchas ganas de irse de vacaciones a Mallorca con el dinero del viejo, tienen algo de razón. Sin embargo, en el primer caso, que es el que ahora nos ocupa, todo es más fácil porque basta con que el sobrino mayor diga que el Partido Popular en La Rioja ha perdido la cabeza para cargarse de un plumazo todos los organigramas y montar en su lugar una gestora.

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A mí me da la impresión de que al PP, que siempre tuvo a orgullo ser un partido puntiagudamente jerárquico, el partido del cuadernito azul de Aznar, le ha entrado de repente el virus perroflauta de las primarias y de la democracia interna y ahora es lo más parecido al primer Podemos que uno se puede encontrar, con toda esta eclosión primaveral de precandidatos, plataformas, asambleas, puñaladas traperas y gestoras puestas a dedo por Madrid. No descartemos que Raquel Romero acabe de número uno por el PP si Capellán finalmente se raja y Feijóo le pregunta a Echenique cómo lo hicieron ellos en el 2019. ¡Ah, qué tiempos aquellos en los que todos estos revoltosos militantes recibían a Pedro Sanz con unas reverencias al límite del esguince cervical! Algún día un científico sueco se llevará el Nobel por desentrañar el genoma de los partidos políticos, tan inestable y tornadizo.

El problema del PP es que, después de cuatro años de alborotado gobierno socialista, se ha visto de pronto con la herencia en las manos y se le han hecho los dedos huéspedes. Esta gente no ha leído el auténtico Cuento de la Lechera y eso que casi todos los líderes son del plan antiguo y se supone que tuvieron que aprobar la EGB a puro huevo y sin hacer trabajos. Ahora, sin embargo, ven cómo Feijóo les va a montar una gestora por miedo a que se saquen los higadillos en un congreso, algo que debemos deplorar no solo desde el punto de vista democrático, sino también desde la óptica del más puro entretenimiento.

Gestoría es probablemente la palabra más aburrida de la lengua española. Suena a trámite administrativo, a sello oficial, a hoja excel y a informe por triplicado. Diríase que nada emocionante puede salir de ahí, solo un discurrir funcionarial de ocho a tres que no sé si dará para ganar las elecciones. Feijóo y Cuca, por lo que se ve, creen que el camino más seguro para la victoria es el bostezo, no vaya a ser que los afiliados voten y la armen otra vez.

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