El vencimiento este martes de la fecha legal fijada para que el Consejo General del Poder Judicial cubriera las dos magistraturas del Tribunal Constitucional que le competen –las otras dos corresponden al Gobierno– no consumó, finalmente y por fortuna, la colisión institucional con la que ... han flirteado en los últimos días el órgano de dirección de los jueces y el Ejecutivo de Sánchez. El primero, con el plante de ocho integrantes del ala conservadora disconformes con que la contrarreforma legislativa promovida por los socialistas y secundada por sus socios le marcara los tiempos sobre la renovación del TC; el Gobierno, con la imputación a esos vocales de incumplir la ley y el amago de seguir adelante con sus nombramientos haga lo que haga el CGPJ. La negociación a punto de abrirse en el órgano y el repliegue del Ejecutivo inducen un sosiego imprescindible para que el extenuante pulso que libran el PSOE y el PP por la actualización tanto del Consejo como del TC no derive en una quiebra insólita entre las instituciones del Estado. Un apaciguamiento que ha de llevar a un acuerdo sobre las designaciones pendientes –por más que la contrarreforma de los socialistas sea discutible– que garantice su profesionalidad e independencia.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad