Carlos Mazón, a su llegada al Museu de les Ciències para visitar la exposición 'Leonardo da Vinci 500 años de genio'. Efe

El Mazón viviente

Convertido en un zombi, se considera a sí mismo como una víctima más de la fatídica riada de octubre

Viernes, 14 de marzo 2025, 00:18

Como en la noche de los muertos vivientes. Los cadáveres que caminan. Caminan y farfullan. Más o menos como Carlos Mazón, convertido en un zombi ... que se trabuca, se confunde, no sabe dónde está ni dónde estuvo y lo único que hace es seguir caminando con los brazos extendidos como antenas, sin rumbo ni memoria. Este jueves fue a la exposición sobre los 500 años de Leonardo da Vinci en el Museo de la Ciencia. Mazón pudo ver, si la mirada vacía que tiene desde el 29 de octubre, se lo permitió, unas cincuenta máquinas del genio florentino además del Codex Leicester en cuyas páginas Leonardo plasmó ideas revolucionarias sobre el agua y la geología. Un mal recordatorio, este del agua, para un Mazón que se considera a sí mismo como una víctima más de la fatídica riada de octubre.

Publicidad

Una víctima con retardo. Una agonía política. Mazón se debate en ese sinvivir. Noqueado, dijo de forma benévola Núñez Feijóo. Noqueado no, liquidado. Mazón se ha convertido en un fardo, en un peso muerto para un Partido Popular que esconde la cabeza con la táctica del avestruz. Pero por muy hondo que en el partido entierren la testa, el resto del mundo sigue atónito y con los ojos muy abiertos el deambular del presidente valenciano (al menos hasta la hora de escribir estas letras aún lo era). Porque esa es otra cuestión. La provisionalidad que transmite. La sensación de que los hilos que lo mantienen de pie se van pelando y en cualquier momento acabarán por cortarse.

Ya no caben más excusas. Si desde el Gobierno central hubo descoordinación y retrasos, nada de eso es comparable a la responsabilidad del Gobierno autonómico y su presidente. El día de la dana demostró ser un irresponsable. Un error que a pesar de su enorme dimensión podría haber sido producto de un mal momento, de un mal día. Lo que ha venido después al no asumir el error ha demostrado que aquel fallo no fue algo puntual sino el reflejo de una incompetencia personal, estructural. Y el Partido Popular lo está acompañando en su oscuro peregrinaje, en esa no vida de alguien que políticamente murió hace cuatro meses y medio. Si el chiste cupiera en medio de esta tragedia habría que llamar 'Mazómbi' a ese cadáver que este jueves se paseaba por la exposición sobre Leonardo. También él, Mazón, es un gran inventor. De patrañas, excusas, farsas y medias verdades que la jueza de Catarroja está empeñada en desmontar una a una. De nada le vale a Mazón ensayar la sonrisa de la Gioconda en los espejos de la Generalidad Valenciana. Su salida del marco político es cuestión de tiempo. El tiempo que en Génova acaben de entender que hay que descolgar su retrato de la pared.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta especial!

Publicidad