Van por las redes en su coche rosa, la cara de Yolanda incrustada en la silueta de Barbie y la de Pedro en la de Ken. Así se llamaban, Yolanda, Pedro, en el debate/luna de miel con Abascal de carabina. Los llaman memes y ... curiosamente el término no viene de memez sino del griego. Mimema. Algo que se imita. Algo que se imita o de lo que se hace caricatura, como es el caso. Pero es que la caricatura no solo forma parte de los debates sino de la realidad política e incluso de la vida. Cada cual se va convirtiendo a lo largo de la existencia en su propia caricatura. Los políticos, en todo caso, lo que hacen es esprintar, darle un acelerón a sus rasgos, a sus virtudes y defectos.
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Así que mientras politólogos y estudiosos del lenguaje corporal siguen dando pistas de por dónde fue el debate y de la influencia que tendrá pasado mañana en las urnas, el pueblo llano difunde la caricatura de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz a bordo de un automóvil rosa para parodiar su complicidad. Una complicidad que, lógicamente, también se manifestó echando en cara la falta de respeto del Ausente hacia la ciudadanía. Frente a ellos, el despechugado Abascal hizo de Madelman y contrapuso su rigidez de hombre articulado al edulcoramiento de la pareja feliz. ¿Qué es una mujer?, se preguntaban unos a otros, convirtiendo en un enigma algo a lo que en principio -por lo menos hace unos años era así- podría haber respondido un párvulo.
Cosas de la política. Una definición improvisada sobre la naturaleza del género femenino podría arruinar el debate, así que mejor callar y convertir la pregunta en una adivinanza. Antes de los memes, las caricaturas circulaban de viva voz. Alfonso Guerra, al que ahora nos cuesta imaginar a bordo del coche rosa de la pareja cogubernamental, bautizó a Rodríguez Zapatero como Bambi. Un auténtico y redondo meme verbal.
Curiosamente, aquel apacible Bambi se afana ahora por desmentir su mansedumbre. Arremete con dureza contra el Madelman de Vox y va de la indignación a una supuesta ironía al referirse a un Núñez Feijóo que aspira a que no se le derrame el vaso de las encuestas. Guerra crítico, Felipe González con alergia a Sánchez. Pero ahí está Zapatero llenando de combustible el automóvil color chicle que debe acabar su carrera en la puerta de la Moncloa, o echando humo en un sofocante arcén. Y, sí, será triste, pero al final, en esos memes quedan reflejados los más intrincados proyectos, pactos y análisis políticos. Porque hay quien vota contrastando datos y números, pero muchos, muchos, votan siguiendo el pálpito de unas emociones que, a su modo, también son pura caricatura.
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