Ambición estancada

El decepcionante resultado de la reunión extraordinaria de los ministros de Energía de la Unión Europea traslada a la Comisión todo el peso de ofrecer la próxima semana la propuesta «sin precedentes» para encarar «una situación también sin precedentes» anunciada por la comisaria Kadri Simson. ... El encuentro de Bruselas reclamó del órgano que preside Ursula von der Leyen un «sólido» conjunto de medidas para afrontar las consecuencias de los exorbitantes precios energéticos espoleados por la guerra en Ucrania. Al tiempo que acreditó la falta de consenso tanto sobre la imposición de un tope al coste del gas ruso como a propósito de la reducción forzosa de la demanda en las horas pico. Escudarse a estas alturas en que se trata de un asunto «sensible», como pretendió la vicepresidenta Teresa Ribera, indica que la obligación comunitaria de aliviar los apuros de sus ciudadanos en puertas del invierno se atasca una vez más en la imposibilidad de enfrentar como un bloque unido a unos proveedores –no solo a Putin– a los que se teme indisponer. Trabajar por una estrategia coordinada no asegura el éxito, pero renunciar a la máxima ambición garantiza un doloroso fracaso.