Amarga victoria, Shakira

Canta Shakira que «las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan». No hay duda de que ella está facturando lo incalculable pero la mayoría vivimos en otro mundo. Al tiempo que ella reprocha: «Cambiaste un Ferrari por un Twingo./ Cambiaste un Rolex por un Casio», Oxfam Internacional explica que «mientras la gente corriente hace sacrificios diarios en lo esencial como los alimentos, los súper ricos han superado incluso sus sueños más osados». Y concluye, que estamos en «una década dorada de bonanza económica para los más ricos del mundo». Lo que significa, querida Shakira, que la mayoría de mortales no sueña con Ferraris, ni siquiera con Twingos se conformarían con poder vivir dignamente de su trabajo.

Cierto que hoy muchos niños y niñas, incluso sus padres, quisieran ser como Piqué o como tú y en esa devoción por vuestras fortunas olvidan que es imposible alcanzarlas aunque les canten al oído, pídeme la luna y la luna te daré. La vida tiene otros valores que no viajan en Ferraris, ni se valoran económicamente porque, te pongas como te pongas, la hora es la misma así la marque un Casio o un Rolex pero para el amor, el respeto, la comprensión o el afecto no hay unidad de medida. Soy consciente de que más de 145 millones de reproducciones desmienten mi opinión y mi desagrado por esta burda exhibición de desamor. Cada uno se expresa como quiere y estás en tu derecho de forrarte con tu despecho. Tu triunfo es evidente. Tu frívola canción divide el mundo entre tus partidarios y los suyos. Ambos tenéis la caja registradora echando humo y dos hijos en común que no viven en una burbuja. Has mostrado más tu ira que tu impostado dolor en este tiempo de crueldades. Tú vales, dices, como dos de 22, pero ambos fuisteis y sois tal para cual en el amor y en el desamor. Habéis demostrado la utilidad económica de convertir el amor en odio. No te servía, el emotivo «de alguna manera tendré que olvidarte» de Aute ni la rotundidad de Neruda afirmando: «Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido«. ¡Una amarga victoria, Shakira!