La alternativa del demonio

En ese contexto deben entenderse las medidas adoptadas por el Gobierno de La Rioja para contener la pandemia: cierre de todo negocio no esencial a las 21 horas, una limitación que deja sin tocar al grueso del tejido productivo, pero que supone un descalabro más para la hostelería y la restauración, que ya acumulan caídas de negocio interanuales superiores al 50%. Volvamos al ejercicio empírico: de cada euro que estos establecimientos tenían sobre los mostradores en octubre del 2019, hoy solo hay 50 céntimos, que se reducirán a 25 durante quince días por la clausura de la actividad nocturna. Y... gracias, que no se ha decretado el cierre total. Una reclusión parcial que, asimismo, tendrá otros damnificados: la agroalimentación y las bodegas. Es cierto que colocarán algo más de producto para consumo doméstico, pero sus ventas a bares y restaurantes se retraerán endiabladamente.