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El 'fichaje' de Antonio Carmona para una vicepresidencia de nueva creación en Iberdrola España ha generado infinidad de críticas. Las más hirientes, por cierto, no ladradas desde Unidas Podemos sino desde el PSOE, partido en el que, al menos hasta el día de hoy, el ... exconcejal madrileño, candidato a la alcaldía de Madrid en 2015 frente a Aguirre y prolífico tertuliano sigue siendo un significadísimo militante.
A Carmona se le reprocha haber caído en la tentación de las puertas giratorias contra las que despotricó durante su carrera política. Pero exactamente no es así, porque acumula años sin ningún cargo institucional ni orgánico en el partido y siempre ha compatibilizado su vida profesional (profesor universitario) con su trayectoria política.
Con lo que me quedo de esta operación es con su autor intelectual, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. Un alto ejecutivo que no tiene pelos en la lengua y ni un pelo de tonto, aunque en algún momento se definió como «un pobre ingeniero que lo que sé es de hacer chispas a ratos». Demasiada humildad. Provoca incendios en los consejos de ministros. Lo hizo con el de Rajoy en 2014, cuando se llevó la presentación de resultados a Londres para despacharse a gusto contra la reforma eléctrica. Y ahora, con el cebo a Carmona, lanza un misil sobre Sánchez, porque a ver cómo se come colocar a un destacado socialista en el cuadro de mandos de una de las mayores eléctricas del país en plena crisis de precios y con el pulso sobre las renovables.
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