La inteligencia artificial (IA) ha llegado para quedarse. Su implantación tendrá lugar sí o sí y está en nuestras manos integrar esta herramienta dentro del ... proceso evolutivo de la medicina con el fin de mejorar el trato al paciente.
Un proceso evolutivo que, en el caso del radiodiagnóstico, comenzaba a finales del siglo XIX y principios del XX, momento en el que nace en Europa la endoscopia, que permite la visualización directa de los órganos internos del cuerpo. A la par, el alemán Wilhelm Conrad descubrió los rayos X en 1895. La radiografía revolucionó el diagnóstico médico al permitir la visualización de estructuras internas del cuerpo humano. Durante la Guerra Fría, el ultrasonido, la tomografía computarizada y la resonancia magnética nos permitieron obtener imágenes aún más detalladas de lo que sucedía en nuestro interior.
En los últimos doscientos años, la medicina ha progresado en la fase de diagnóstico. ¿Implementar la inteligencia artificial en la detección de dolencias es la siguiente baldosa del camino sanitario? Creemos que sí. De hecho, la IA ya es capaz de realizar diagnósticos médicos a través de imagen. Esa es la gran revolución de la compañía europea Incepto, fundada por Florence Moreau, Gaspard d'Assignies y Antoine Jomie en 2018, que acaba de aterrizar en España y Latinoamérica y ya está presente en Francia, Alemania, Italia, Portugal y Suiza.
¿Pero qué ventajas ofrece la introducción de la inteligencia artificial en el sector sanitario? Para el paciente el beneficio es triple: reducción de los tiempos de espera, mayor comodidad y disminución de la tasa de error. Gracias a la tecnología que hemos desarrollado , podemos resolver la imprecisión en el diagnóstico. Según la Revista Chilena de Radiología, «los errores y discrepancias en la práctica radiológica son comunes, con un error día a día que se estima en 3-5%». Extrapolando estos datos, cada trimestre suceden 10 millones de errores radiológicos alrededor del globo, lo que provoca tratamientos inapropiados y el fallecimiento del paciente en el peor de los casos.
Al mismo tiempo, la tecnología también permite reducir los tiempos de espera y mejorar la experiencia de usuario. Por ejemplo, hacerse una resonancia magnética suele ser bastante desagradable. Para paliar esta incomodidad, Incepto ha desarrollado algoritmos que ayudan a reducir el tiempo de la prueba en un 40% manteniendo la misma calidad de imagen. Si ya es desalentador asistir a una clínica o a un hospital, queremos minimizar la ansiedad que provoca en las personas.
De cara al profesional médico, la IA ofrece un diagnóstico preliminar que luego revisa el radiólogo. El objetivo no es sustituir al personal sanitario, sino ayudarle a detectar enfermedades de manera más precisa y eficiente. En última instancia, es el profesional quien revisa el informe de la herramienta y valida o matiza el resultado para proponer el tratamiento más adecuado. El beneficio es doble: una capa de seguridad adicional que ofrece mejores resultados y agiliza el trabajo del especialista.
Por ejemplo, a la hora de detectar cáncer de mama mediante lectura de mamografías, la IA es capaz de señalar incluso las lesiones que el ojo humano no percibe. Según el estudio sobre la técnica Masai (Cribado Mamográfico con IA) publicado en revista británica The Lancet, el diagnóstico de cáncer de mama con inteligencia artificial mejora la detección de carcinomas en un 20% y la productividad del personal sanitario en hasta un 44%. Así el equipo médico gana eficacia y el centro de salud aumenta su eficiencia.
La otra gran ventaja de esta tecnología para el equipo médico es que sus soluciones priorizan los casos más urgentes. La herramienta otorga una puntuación de 1 a 10, en función de la gravedad de la lesión. De esta manera, el especialista puede atender primero los casos más evidentes. Al priorizar los diagnósticos más urgentes, el paciente recibe tratamiento más temprano, lo que aumenta la probabilidad de sanación. La jerarquización de los casos es especialmente relevante si tomamos en cuenta que la atención del ser humano desciende conforme avanzan las horas de trabajo. Hay que atender primero a quienes más lo necesitan.
Está claro que implementar la inteligencia artificial en el diagnóstico por imagen mejora la vida del paciente, facilita el trabajo al médico y optimiza los recursos de la administración. Solo falta que se universalice como ha sucedido con tantos otros inventos que han contribuido no solo a ampliar la longevidad de la especie, sino a proporcionarnos una calidad de vida superior. Nos hemos propuesto conseguirlo. Y cuanto antes.
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