Aire fresco

Luis Enrique es uno de esos ejemplos de autenticidad linchada. En un tiempo en el que se fuerza una corrección política impostada y falseada, la espontaneidad del míster nacional es un soplo de aire fresco que se agradece. Acostumbrado a recibir palos por casi cada cosa que ha hecho o dicho, desde su salida del Real Madrid para fichar por el eterno rival hasta su desembarco en la selección española, el asturiano siempre ha centrado el foco mediático.

Y ahora se come con patatas a sus críticos. Y no por lo que hace en el banquillo de la selección, que también, sino porque da guantazos dialécticos en cada aparición como 'streamer'. Luis Padrique, como admite con sorna, tiene su especial al concitar la atención de los medios tradicionales españoles (y de medio mundo) a través de una plataforma directa, que le pone en contacto con el aficionado sin apenas intermediarios. Consigue así enviar su particular mensaje sin filtros indeseados y, a la vez, se acerca a esa afición incipiente que se mueve en unas redes de comunicación mucho más difusas que las clásicas pero también más eficaces.

Más allá de fútbol y tácticas, Luis Enrique ha hablado en Twitch del sexo en el fútbol, de llevar tanga, de su yerno Ferran, de Amunike y su famosa rima y hasta de su hija fallecida. Y lo más importante, de forma natural y entre risas. Aunque solo sea por eso, da gusto poder respirar el aire fresco que exhala. Aunque venga del asfixiante y represivo Qatar.