La guerra en Ucrania es una losa cada vez más pesada para las economías nacionales y domésticas, en las que ha impactado de lleno sin que existan certezas de una apreciable mejora de la situación a corto plazo. Después de seis años por debajo del ... 0%, el euríbor acaba de volver a terreno positivo al anticipar un previsible aumento del precio del dinero por parte del BCE. Su imparable escalada desde finales de diciembre encarecerá las hipotecas a tipo variable, lo que añade presión sobre unas familias alarmadas por el espectacular aumento de la cesta de la compra. La vertical subida de alimentos de primera necesidad y otros artículos básicos se suma a la registrada desde hace meses por la energía, que ha agudizado la invasión rusa. La confirmación de que la inflación trepó en marzo hasta el 9,8%, su nivel más alto desde 1985, identifica sin lugar a dudas uno de los problemas cuya solución ha de ser prioritaria para las instituciones, que confían en una moderación del IPC en la segunda mitad del año, sujeta en todo caso al desarrollo del conflicto bélico.
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Es de esperar que el consejo de gobierno del BCE explicite hoy su propósito de ir retirando los estímulos que han sostenido las economías europeas tras la crisis de la deuda y durante la pandemia. No será fácil que el ascenso de los precios vuelva pronto al punto óptimo del 2% cuando se ha desbocado no solo en España, sino también en Alemania (7,6%), Italia (7%), Portugal (5,5%) o Francia (5,1%). Además, ni en tal caso se compensaría el empobrecimiento en forma de pérdida del poder adquisitivo que está sufriendo la mayoría de los hogares.
El incremento de los tipos en la Eurozona debería contribuir a la rebaja de la inflación, aunque esta no es solo fruto de una demanda desbocada. Pero hay dos cuestiones sujetas a discusión: hasta qué punto posponer esa decisión reducirá su eficacia y el nivel al que debería llegar el precio del dinero. A no ser que el BCE se pronuncie hoy de manera tan contundente que sus anuncios verbales tengan efectos por sí mismos ya, nos encontraremos ante el riesgo de que una eventual prolongación de la guerra de Putin y de sus consecuencias económicas desborden las posibilidades de una política monetaria cautelosa y tardía. Habida cuenta, por otra parte, de que las medidas que adopte el banco central sobre el IPC conllevarán inevitablemente efectos no del todo previsibles en el mercado, que en algunos pueden resultar poco deseables.
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