Un país que se comprometa a perseguir la excelencia educativa no puede permitirse que el 23% de su plantilla docente en Infantil, Primaria, ESO y FP Básica esté ocupada por profesores en situación de interinidad. De ahí que quepa congratularse de que el Gobierno haya ... formulado una vía, a través del real decreto ley aprobado ayer, para tratar de acotar una temporalidad que aqueja singularmente a las distintas áreas de la Administración española; y que resulta gravosa, de manera especial, en aquellas profesiones que se encargan de tareas con un peso específico para el progreso social. Dotar de estabilidad a quienes tienen en sus manos una labor esencial como la educación de niños y adolescentes parece tan razonable y necesario como que el Ejecutivo atienda la recomendación del Consejo de Estado y procure conjugar el pase a la condición de fijos de los interinos con el empleo para las nuevas hornadas de profesores llamadas a renovar a los 37.000 docentes que enfilan hacia la jubilación. Con todo, el diseño de la oposición extraordinaria hasta 2024 debería garantizar no solo la experiencia acumulada o los méritos acreditados. También la valía del compromiso personal con un oficio trascendental para toda la sociedad.
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