Adolescencia, amor y cáncer

La pieza se estructura en una serie de epígrafes que pautan el desarrollo de la historia. La acción empieza con un marcador sobreimpreso típico del inicio del advenimiento de un encuentro casual, «Cuando Milla conoce a Moses en el andén 4». Un flechazo de dos seres distintos, que provienen de lugares sociales contrapuestos y tienen ambiciones confrontadas. Milla (Eliza Scanlen) es una joven estudiante, solitaria y ensimismada, que pertenece a un ambiente respetable aunque sus padres muestren excentricidades. Moses (Toby Wallace) es un quinqui callejero, despachado de casa por su madre y que se gana la vida trapicheando en negocios sin porvenir. Dos jóvenes y dos mundos antagónicos que tratan de fraguar una amistad venciendo prejuicios y la desconsideración inicial de los padres de Milla.

Pero Milla padece una enfermedad que se agrava en el relato y una manera de sobrellevarla es la errática compañía de Moses, ejemplo de alivio, cariño y ternura. La realizadora alterna el dramatismo del padecimiento de Milla con el irónico retrato de unos padres sumergidos en su barullo de sentimientos agitados, debilidades humanas y fases depresivas.

La directora se afana en compaginar en el aspecto creativo un estilo visual y estético adecuado para cada entretejido psicológico, utilizando imágenes sensoriales con mucho tacto y sensibilidad en el trazo de los jóvenes y formas tensionadas e incisivas en el plano familiar.