Secciones
Servicios
Destacamos
El otro día, me enviaron un WhatsApp, solicitando reenvíos, en el que alguien, de un pueblo agrícola, se rebelaba contra la orden de destruir una ... presa que les abastecía de agua. Ante noticias de este tipo, llegadas por nuevas tecnologías de red, siempre dudo de su veracidad, por lo que comencé a investigar. Como casi siempre, encontré noticias contradictorias sobre el hecho, según la tendencia del informador.
Hay quien dice que este Gobierno ha ordenado demoler cientos de presas, por presiones de grupos ecologistas, y le culpan de la escasez de agua; incluso, hay quien dice que lo hace para favorecer a Marruecos o porque las construyó Franco, lo cual no tendría ni pies ni cabeza. Otros tachan de bulos dichas informaciones y dicen que no se derriban presas, sino azudes –parece ser que el azud es una represa o presa baja–, para que el río «vuelva a fluir» y se depuren sus aguas. Ante este contraste de opiniones y sin que se puedan descartar intoxicaciones informativas, yo suelo remitirme a un viejo profesor que siempre decía: «En el centro está la virtud».
Parece ser que en España se derribaron, en 2021, un total de 108 barreras fluviales –presas, presillas, azudes... o como se les quiera llamar– casi la mitad de todas las derribadas en Europa. Lo raro es que no nos hayamos enterado de esto antes, como si se hubiera hecho medio a escondidas. Las preguntas que le surgen a cualquiera son: ¿Eran convenientes todos los derribos? ¿Se va a seguir con esta política de suprimir embalses? ¿Es una opinión mayoritaria, el derribo de presas, en el partido gobernante o son concesiones a sus minúsculos socios de gobierno?
Nadie duda de que pueda ser conveniente, incluso necesario, derribar algunas presas en desuso o por problemas medioambientales, pero 108 se antojan demasiadas con los problemas hídricos que tenemos. Habría que pedir consejo a los ecólogos, porque puede ser muy peligroso dejarse arrastrar por el nuevo ecologismo radical, que quiere solucionar los problemas del campo desde la ciudad y sin conocer, de la misa, la media. En estos tiempos de sequía y escasez de agua, derribar embalses no tiene buena imagen y no parece lo más sensato.
En el fondo, volvemos a encontrarnos con el hecho de que un grupo minúsculo, una minoría, impone sus ideas a la mayoría, aplicando propuestas de resultados inciertos y sin posible marcha atrás, por esa política de pactos de gobierno, que no deja de ser un «trágala» y una forma de pervertir la democracia.
Aquel viejo profesor que decía: «En el centro está la virtud», también decía: «Cuidado con las malas compañías». Esto es muy aplicable a la política, aunque hay un refrán castizo que lo dice con más grafismo: «Quien se junta con pirómanos, acaba quemado».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Circula sin dos ruedas, en sentido contrario y triplica la tasa de alcohol
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.