Adiós a la educación financiera
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La Comisión Europea define la educación financiera por tres aspectos: como sistema para adquirir conocimientos financieros, la capacidad para utilizar esos conocimientos en beneficio propio y la libertad para tomar decisiones financieras responsables. España, según el último informe Pisa, deja mucho que desear en este ... campo. Analizados veinte países de la OCDE y encuestados estudiantes de quince años, hemos quedado en el puesto undécimo. Han resaltado aspectos tales como que en el medio rural hay más nivel de formación financiera que en las ciudades y que, por lo general, las chicas están más preparadas que los chicos en el mundo financiero.
Los primeros contactos con las finanzas comienzan a los 7 u 8 años cuando reciben una paga periódica. Ese es el momento en que los padres deben iniciar las primeras lecciones: hay que hacerles valorar la paga, que anoten los gastos y, sobre todo, que los controlen para que comprueben que pueden ahorrar para que más tarde se puedan comprar algo que les guste y que cuesta más dinero que una simple paga. Otro punto de iniciación también está sobre los 8–9 años cuando les mandamos a hacer las compras o los recados: una buena observación es indicarles que comparen precios. A los 9 o 10 años empiezan a tener el móvil y deben distinguir lo que es una tarjeta de contrato o de prepago. Y a los 14–16 años ya tienen sus tarjetas (crédito o débito) y las compras por internet.
Dentro de la educación financiera yo considero que hay cinco conceptos prioritarios: 1) La importancia del ahorro: la necesidad de ahorrar para cubrir futuros eventos o imprevistos. 2) El valor del dinero: diferencias entre valor y precio. 3) La vinculación de la rentabilidad con el riesgo: a mayor rentabilidad mayor riesgo. 4) Conocimiento de los principales productos financieros: no invertir en aquello que se desconoce. 5) Planificación financiera: conocer nuestra capacidad de ahorro y/o pago.
No es opinable que la educación financiera es necesaria e imprescindible para que nuestros jóvenes se enfrenten mejor a los futuros acontecimientos económicos que le esperan en su vida. Pero no debe opinar lo mismo este Gobierno porque ha reducido a mínimos los conocimientos de economía financiera en la enseñanza obligatoria. Se ha eliminado la asignatura de 'Iniciación a la Actividad Emprendedora y Empresarial', y también los conceptos básicos como: tipos de interés, inflación, déficit público, planes de pensiones, etcétera. Quizás debamos hacernos una pregunta, ¿por qué? y responder con otra, ¿acaso lo que se busca es tener una juventud asnal? Porque estos jóvenes cuando se enfrenten a la vida desconocerán la iniciativa emprendedora; tendrán dificultades para entender las condiciones económicas de un préstamo y no sabrán diferenciarlo de un crédito; no sabrán elegir entre una tarjeta de crédito o débito; cuando oigan hablar de inflación no lo relacionarán con la pérdida de poder adquisitivo de su sueldo y de su dinero; les costará asegurar su futuro por desconocer los planes de pensiones; no alcanzarán a realizar una buena planificación de sus finanzas domésticas; no se alarmarán cuando el Gobierno derroche los recursos del Estado gastando más de lo que ingresa porque desconocerán el concepto de déficit público...
En definitiva, serán más manipulables, menos críticos y tendrán menos libertad y capacidad a la hora de tomar las decisiones financieras que más les puedan beneficiar.
El recientemente fallecido Antonio Escohotado dijo: «Un país no es rico por su petróleo o piedras preciosas, lo es por su educación».
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