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El acuerdo alcanzado por las grandes cadenas de supermercados con el Gobierno francés para reducir sus márgenes en alimentos de primera necesidad y mitigar así los estragos causados por la desbocada inflación constituye un ejemplo de sensibilidad social y de los réditos que puede ofrecer ... una eficaz interlocución entre los poderes públicos y los agentes económicos. Después de arduas negociaciones saldadas con un compromiso de alto valor simbólico, cada grupo de distribución tendrá libertad para elaborar una lista de artículos con «los precios más bajos posibles», que estarán en vigor durante un trimestre. La elevada factura de esta iniciativa deberá ser asumida por las empresas sin repercutirla en el resto de la cadena alimentaria, lo que verificará la Administración a través de mecanismos de control de sus cuentas.
El brusco encarecimiento de la cesta de la compra ha sacudido los presupuestos de las familias y obligado a intervenir a las instituciones. Por ahora, con un resultado desigual. La reducción del IVA en algunos productos básicos desde el 1 de enero en España se ha visto absorbida por nuevos repuntes de los precios, atribuidos al alza de los costes en origen. La pionera medida aprobada en Francia eleva la presión para buscar en nuestro país fórmulas paliativas, que son de extrema complejidad y suscitan diferencias en el Ejecutivo. El ala socialista se ha resistido hasta ahora a rebajas fiscales a la carne y el pescado, y a ofrecer ayudas directas exclusivamente a los colectivos más vulnerables, como plantean diversos organismos. Poner tope, vía decreto, a los precios –la propuesta estrella de Unidas Podemos– tiene difícil encaje legal y puede acabar perjudicando a agricultores, ganaderos y transportistas.
Aunque el diálogo con los grupos de distribución no se ha plasmado hasta ahora en acciones concretas, el espejo francés invita a explorar esa vía en busca de compromisos razonables, sin olvidar que el pequeño comercio difícilmente podrá competir con una rebaja de sus márgenes como la que aplicarán las grandes empresas. La vicepresidenta Yolanda Díaz se felicitó por las similitudes entre el acuerdo anunciado este lunes y su plan de crear una cesta de la compra básica a precio reducido. En efecto, las tiene. La diferencia esencial reside en que no se trata de una imposición, sino de un pacto fruto de una exitosa seducción del sector por parte del Gobierno francés, una tarea que en nuestro país se antoja harto complicada.
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