2023
Yo, si fuese presidente del gobierno, crearía un ministerio de la belleza
manuel vilas
Miércoles, 11 de enero 2023, 00:18
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manuel vilas
Miércoles, 11 de enero 2023, 00:18
Sería maravilloso que este año 23 nos trajera un poco de belleza, que siempre está ausente de todas las reclamaciones de derechos. No solo de pan vive el hombre, dice la Biblia. No más urbanizaciones feas. No más ambulatorios de la seguridad social con las ... baldosas y las paredes y las escaleras más feas de la tierra. No más rotondas feas de toda fealdad posible. No más institutos de enseñanza secundaria en donde no se puede enseñar y aprender nada porque las clases son barracones infumables, donde te pelas de frío en invierno y te achicharras en verano porque están mal hechos, con los materiales más pobres de la tierra. Existe una España de la fealdad arquitectónica que debemos desterrar en este 2023. Estaciones de autobuses, feas. Universidades, feas. Iglesias, feas. Tiendas, feas. Hostales de carretera, feos. Bibliotecas de barrio en donde leer un libro es una conquista homérica porque para leer un libro necesitas paz arquitectónica y una silla que sea silla de verdad. No existen las sillas de verdad en ningún edifico público. Yo no he sabido vivir entre tanta fealdad, me mata. Me deprime. Prefiero el ayuno de alimento al ayuno de belleza. Y sin embargo, España tiene el románico y el gótico más maravilloso de Europa.
En qué momento se jodió la belleza en España, eso me pregunto. Yo, si fuese presidente del Gobierno, crearía un ministerio de la belleza. España es hermana histórica de Italia, pero en Italia la belleza no sufrió nunca un ataque arquitectónico tan devastador como el que se perpetró contra España en los años sesenta, setenta, ochenta y noventa del siglo pasado. Si es mejor vivir bajo el puente que en esos pisos de barriada donde las paredes son papel tóxico y las vistas no existen. Mejor mirar el río que la ropa tendida de tu vecino. Sin belleza no hay progreso político. Sin belleza no hay prosperidad económica. Sin belleza no entran ganas de tener hijos sino de morirte. Más madera y muebles nobles en todas partes y menos plásticos. Más radiadores de hierro fundido y menos de aluminio. Más arte. Más teatro. Más poesía en toda España. Más árboles y menos farolas feas. O inventar farolas bonitas. Farolas bajo cuya luz te apetezca pasar un buen rato. Inventar nuevas formas de arquitectura en donde la belleza sea la gran protagonista. España está tan cabreada consigo misma porque llevamos cuarenta años de fealdad arquitectónica. La fealdad fomenta la intolerancia y la insania mental. La belleza es también un derecho político.
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