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A Óscar Martínez Nalda (PR) le ha durado la Alcaldía de Tricio apenas mes y medio. El 15 de junio tomaba posesión, tras cerrar un acuerdo con los dos concejales que se presentaron, como independientes, por las listas del PSOE; pero la moción ... de censura presentada por el PP y esos dos ediles, ya repudiados por el Partido Socialista, le ha dejado hoy sin la vara de mando.
El pleno, rodeado una expectación que demandaba una sala de mayor aforo que el habitual salón municipal, comenzó a mediodía. Diez minutos antes ocupaban ya sus asientos el aún alcalde y sus dos compañeros regionalistas, Miguel Sacristán y Coral Peso. Al comenzar la sesión, el secretario determinó la formación de una mesa de edad antes de dilucidar el único punto de la orden del día. La mesa fue presidida desde entonces por el edil popular Saturnino Nájera.
El secretario dio lectura al texto de la moción de censura. En él se acusaba al alcalde de Tricio, entre otras cosas, de «chulería» en el trato, de incumplir el convenio con la comunidad autónoma y de falta de información. La moción pedía la destitución de Óscar Martínez Nalda y el nombramiento en su lugar de Manuel Martínez Ábalos, edil independiente que concurrió a las elecciones municipales por las listas del PSOE.
Manuel Martínez Ábalos intervino en el pleno para afear al alcalde que hubiera actuado «en solitario». Martínez explicó que hace seis semanas le habían votado como alcalde para respetar el acuerdo al que habían llegado en Logroño PSOE y PR, y para darle «una oportunidad»: «Esperábamos diálogo y colaboración, pero solo nos vino con decretos». Lo que colmó el vaso, según Martínez Ábalos, fue la negativa del alcalde a respetar el convenio con la comunidad para construir un nuevo ayuntamiento y el hogar del jubilado. «Por Tricio y para Tricio», finalizó su alocución. Hubo algunos aplausos en la sala y también gritos de 'traidor'.
El todavía alcalde, Óscar Martínez Nalda, intervino a continuación para señalar que hay testigos de que «desde el primer día» pidió su número de teléfono a los concejales de la oposición para poder informarles de los asuntos municipales. Martínez desgranó uno por uno los puntos de la moción de la censura para calificar de «falsas» todas sus acusaciones. El edil regionalista quiso reconocer las «cosas buenas» que había hecho la Administración anterior, entre ellas el dispensario y la casa del CEIP. Martínez Nalda, pero denunció el endeudamiento «brutal» del Ayuntamiento. Además, criticó que el PP firmara la demolición de la Casa Consistorial cinco días antes de cesar en su cargo. Ante esa situación, Martínez Nalda aegura que prefirió que el nuevo gobierno regional, cuando se constituyese, pudiera subvencionar esas obras al 85% en lugar de al 75% como figuraba en el acuerdo anterior. «Eso suponía más de 100.000 euros de ahorro para las arcas de Tricio», señaló. En cuanto a las acusaciones de 'chulería', Martínez replicó que los propios empleados municipales las habían desmentido. Y enseñó las cartas de los dos secretarios con los que había trabajado, en las que aseguraban que sus relaciones habían estado marcadas 'por el respeto mutuo'. Y remachó: «Hay que saber diferenciar entre tener chulería y sentir envidia». Martínez terminó diciendo que en todo este tiempo no había tenido el gusto de saludar a nadie del PP ni a nadie del PSOE. «Y eso dice mucho», concluye. El aún alcalde también censuró que el municipio hubiera estado a punto de perder una subvención de 14.000 euros para la ermita de Santa María de Arcos, y que él había conseguido una prórroga. «Y ninguno de estos concejales sabía nada de eso», apuntó.
Pero Martínez fue más allá. Aseguró que el edil del PP Saturnino Nájera había sido contratado para ejecutar obras encargadas por el Ayuntamiento presidido entonces por su compañero Carlos Benito. Del mismo modo, afeó que hubiera habido trabajos encargados a los hijos del anterior alcalde y que no constara dónde se habían ingresado cantidades recaudadas durante las fiestas y otros pagos municipales que no contaban con respaldo administrativo alguno. «Tenemos hasta cheques al portador por valor de 6.000 euros. Gastos de vermú, de rostrizos, de corderos de leche, de chuletas, de orujo, de botellas de champán, de cestas de Navidad... Todo sin factura. Esto es de lo que ustedes van a ser cómplices», abundó. En este momento hubo un atronador aplauso que rubricó las palabras de Óscar Martínez, que pidió silencio. «Nosotros tenemos la suficiente clase como para pagarnos los vermús», indició. «Ya se encargará la auditoría de hablar», sentenció Martínez, que también denunció presupuestos inflados, por ejemplo en el caso del frontón.
«Hay contratos a familiares, a concejales, gastos protocolarios sin justificar, ingresos que se recaudaban manualmente y sin control, partidos de pelota sin factura, pagos en gasolina sin tener vehículo municipal... Y lo más jodido de todo: el pago de aguinaldos a los señores de la casa que nos cuidan las cuentas. Hay talones a los secretarios por 500 euros además de la nómina que les correspondía. No sé si es para comprar el silencio, pero no me parece ético», resumió.
Martínez Nalda remarcó, para finalizar, que solo había tenido que paralizar una obra, «que carecía de licencia y de proyecto». «Al futuro señor alcalde, que estaba en esa obra, le molestó mucho esa paralización», deslizó. Martínez, que asumió su lugar en la oposición, advirtió que iba a ejercer esa labor. «Los del PSOE deberían hacer una encuesta entre sus seguidores para ver si están orgullosos de haber pactado con el PP. Y los del PP deberían avergonzarse de hacer alcalde a uno del PSOE solo para tener silencio».
Tras la intervención de Martínez, cerrada con aplausos, pudieron intervenir los portavoces de los grupos municipales. Solo lo hizo la regionalista Coral Peso: «Hasta estas últimas elecciones siempre había votado por el señor Manolo Martínez. Ahora me siento avergonzada».
La sesión acabó con la entrega, por parte del anterior alcalde, de la vara de mando a Martínez Ábalos. «Yo sí tengo clase y yo sí que le voy a pasar la vara», cerró Martínez Nalda.
El acto acabó entre gritos de fuera, fuera, mafia y sinvergüenzas. A la salida del Ayuntamiento, en la plaza, decenas de vecinos increparon al que ya es el nuevo alcalde de Tricio, Manuel Martínez Ábalos.
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