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Vox afronta la cita electoral de este domingo en el País Vasco como un test inicial en la cadena de elecciones del próximo mes y medio para poner a prueba la resistencia de su voto frente al PP. Los de Santiago Abascal son plenamente conscientes ... de la relevancia del ciclo en las urnas de este año tras el batacazo sufrido en las pasadas generales y por ello tratarán de mantener a toda costa, de saque, el escaño con el que cuentan actualmente en el Parlamento de Vitoria.
Lo contrario supondría un fracaso mayúsculo -se quedaría fuera de una institución en la que ya está presente por primera vez- y agudizaría el principal temor que cunde en la sede de Bambú 12 a corto y largo plazo: que la llamada al voto útil del partido que lidera Alberto Núñez Feijóo frene en seco las opciones de Vox de crecer en los próximos procesos electorales y los populares consumen su OPA sobre el electorado voxista.
En las gallegas del pasado 18 de febrero -las primeras de 2024 y en las que el PP de Alfonso Rueda revalidó las anteriores mayorías absolutas cosechadas por el actual líder nacional del partido-, Vox no consiguió el objetivo de entrar en la Cámara autonómica. Pero el hecho de no contar con ningún diputado previamente rebajó la sensación de fracaso en el único territorio que a la derecha radical todavía se le resiste.
Una situación distinta a la del País Vasco, donde llevan cuatro años con presencia en el Parlamento gracias a Amaia Martínez, la diputada autonómica que ocupa el único asiento conseguido en 2020. La candidata, que repite en busca de consolidarse, confía en no perder un escaño con el que -sostienen en Vox- ha realizado «un trabajo muy importante» los últimos cuatro años en una comunidad hostil a sus intereses y cuna de su jefe de filas.
El partido admite que las expectativas se limitan a tener esa presencia simbólica o testimonial en el Parlamento vasco. Es decir, conservar ese escaño y, en el mejor de los casos, ampliarlo con alguno más. Pero la mayoría de encuestas coinciden en otorgar a los de Abascal entre 0 y 1 parlamentarios.
La siguiente cita de esta maratón electoral pasa el 12 de mayo por Cataluña, donde los voxistas presumen de mejores previsiones. En primer lugar, porque parten con más diputados que el PP (tienen diez frente a los tres de sus rivales) y porque allí cuentan con más implantación: en las municipales del 28-M la formación dio un salto exponencial al multiplicar por casi 50 su presencia en el mapa municipal y lograr entrar en todas las capitales de Cataluña, con dos concejales en Barcelona, uno en Girona, dos en Lleida y tres en Tarragona.
Y segundo, porque el actual contexto, creen en la derecha radical, puede beneficiarles. Más allá del caladero de votos que puede ofrecerles el rechazo a la amnistía y los pactos entre el independentismo y Pedro Sánchez, el objetivo pasa por capitalizar el descontento en torno a cuestiones como la inmigración irregular o «el adoctrinamiento» en las aulas.
Y algo parecido sucede con las europeas del 9 de junio, tras los tres representantes obtenidos en 2019: Jorge Buxadé, Hermann Tertsch y Mazaly Aguilar. Esta última ha sido sustituida en las listas por Juan Carlos Girauta, exportavoz parlamentario de Ciudadanos con Albert Rivera. Son los únicos nombres anunciados hasta el momento. La aspiración de la extrema derecha pasa por ganar peso en Bruselas.
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