El Congreso rechaza de nuevo la propuesta de rebajar la edad del voto a los 16 años

Los republicanos esgrimen para justificar su insistencia en esta cuestión la realidad demográfica española. Un país cada vez más envejecido, afirman, otorga «un peso desproporcionado» a los electores de más edad. La formación señala la «incongruencia» de que los ciudadanos de 16 y 17 años puedan trabajar y pagar impuestos pero no la posibilidad de expresarse en las urnas.

La medida beneficiaría a 999.977 jovenes de 16 y 17 años (según datos del INE a 1 de enero de 2022), que supondrían algo más del 2% del censo electoral total. Según los sociólogos, como el presidente de GAD3, Narciso Michavila, la medida sería beneficiosa para acabar con el desafecto político juvenil: «Si se empieza votando a los 16 el ciudadano empieza antes a responsabilizarse y al llegar a los 18 llega ya estás entrenado».

Los socialistas alegan que la reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General está en estudio en una subcomisión parlamentaria, por lo que este asunto «se ha de discutir donde toca» y no mediante una proposición de ley aparte. Desde el PP esgrimen, por su parte, fundamentos jurídicos para justificar su rechazo, en especial la necesidad constitucional de que para votar se tenga plena capacidad de obrar. El diputado de los populares José Antonio Bermúdez de Castro especuló durante el debate lo qué ocurriría si es elegido alcalde un menor y tuviera que pedir permiso paterno para algunas decisiones políticas.

En Europa, el primer país en permitir el voto a los jóvenes de 16 y 17 años fue Austria, que lo aprobó en 2007. En Bosnia, Croacia, Serbia y Eslovenia, solo pueden votar con esa edad los que tengan trabajo. Y el caso de Hungría es más llamativo aún, ya que los que cuenten con esta edad solo pueden ejercer este derecho si están casados.