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Diversidad cultural. Lesia, Nini y Yanitza posan en la sede de Rioja Acoge
Diversidad cultural. Lesia, Nini y Yanitza posan en la sede de Rioja Acoge Justo Rodríguez
Día de la Mujer

Visiones diversas para un feminismo sin fronteras

Migrantes. Lesia, Nini y Yanitza hablan de presión social y de juicios hacia las mujeres, de racismo y machismo y de avances en igualdad aún insuficientes

Sergio Martínez

Logroño

Domingo, 10 de marzo 2024

Nini nunca se había planteado salir de Senegal, ni siquiera de Kaolack, su ciudad natal. Sin embargo, de un día para otro, se subió en un avión para desembarcar en Lérida, trabajando en un almacén de fruta, como hacen muchos compatriotas. Tras idas y venidas acabó en Logroño, donde tuvo a su hijo hace 13 años y, después, decidió cortar con su pareja «por el machismo, yo soy rebelde y dije 'basta'». Lesia, por su parte, siempre quiso aventurarse fuera de Ucrania, explorar otra vida, y salió de su país unas semanas antes del comienzo de la guerra. «Es todo un trauma para nuestra sociedad y las mujeres están llevando mucho encima de sus hombros». Yanitza dejó Venezuela en 2011. «Siempre me rondó en la cabeza migrar y la situación socioeconómica y la falta de seguridad y libertad me impulsaron. Como mujer todo era más complicado». Sus voces dan más diversidad al 8M. Mujeres migrantes, que ofrecen otra riqueza en sus puntos de vista, en su discurso, aunque con una sensación común: «Aquí se trabaja por la igualdad y se ha avanzado, pero queda mucho».

Más de veinte mil riojanas han nacido fuera de nuestro país. Veinte mil realidades que, sin embargo, confluyen en ciertas problemáticas, como la discriminación racista y la machista. Esta última, cuestión que abordan desde un doble prisma, el que les permite atender a las desigualdades de las mujeres en sus países de origen y también en España. Nini Dione, Lesia Vykhovanets y Yanitza Torres Guillén son tres ejemplos de esta lucha feminista a la que tienen tanto que aportar. «Ynecesitamos hablar más de lo que es el feminismo», señala Lesia. «Feminismo es igualdad», tercia Nini con rotundidad. Ni más ni menos.

Las tres han vivido y viven realidades diferentes. Desde aquella que les hizo migrar, sea por una inquietud personal, estudios, trabajo, seguridad o libertades, hasta su día a día en nuestra región. Partiendo del origen, de lo que han vivido desde pequeñas en sus países, en la conversación se repite recurrentemente un tema: la presión social que existe hacia ellas. «Hasta que estuve en Venezuela, mi percepción era que las mujeres 'teníamos que', teníamos determinados roles que seguir: estéticos, de comportamiento, familiares...».

Expectativas y roles

«Existen una serie de expectativas sobre nosotras que debemos cumplir, por ejemplo que antes de los 30 años tienes que estar casada y tener hijos», añade Lesia, conclusión en la que coincide Nini. «Sobre cualquier cuestión se nos critica. Por ejemplo, en mi país una mujer no puede llevar pantalones a partir de los 18 años, y a mí me encanta llevar pantalones», recalca con una amplia sonrisa.

Todas han sufrido (y sufren) el machismo. Los ejemplos son numerosos. Nini Dione estudió en Senegal un grado de Electricidad, era la única mujer de la clase:«Me llamaban 'marimacho'». Ya en España, dejó a su pareja, cansada de reproches: «Él trabajaba y yo no; me decía que no hacía nada, aunque hacía todo en casa, y cada vez que traía el dinero demostraba que era él el que mandaba». «Muchas mujeres aguantan estas situaciones porque no pueden mantener a sus hijos, dependen económicamente del marido», añade. Ahora, Nini, que presume de no haberse casado nunca, trabaja en una residencia de la tercera edad, y al hablar de ello también incide en las diferencias laborales:«Parece que hay trabajos para hombres y trabajos para mujeres». «Y trabajos para extranjeros y trabajos que no son para extranjeros», apunta Lesia.

Una doble discriminación que también experimentan en La Rioja. Yanitza recuerda una vez en la que «paseando con mi abuelo por la calle, me confundieron con su cuidadora por ser mujer y latina». Inciden las tres en los prejuicios xenófobos, la mentalidad que tienen algunos en su forma de encasillar a las personas. «Aunque muchos no lo digan de forma directa, notas el racismo en cómo te tratan. Y el racismo hace mucho daño», reconoce Nini.

Departiendo de nuevo sobre la lucha de las mujeres, Yanitza expone que «pese a, inconscientemente luchar siempre contra la discriminación que sufría por ser mujer, hasta que llegué a España no pude identificarme como feminista, entonces vi que había otras como yo». Las tres valoran en positivo los avances en igualdad que experimentan en nuestro país. «En comparación con Ucrania, aquí encuentro una actitud más progresista, más tolerancia, por ejemplo a la hora de que las mujeres elijan un estilo de vida, desarrollen sus carreras o se expresen libremente. Existen muchas iniciativas políticas y sociales destinadas a luchar contra los estereotipos, la discriminación y la violencia contra la mujer», subraya Lesia. 

Trabajo de futuro

«Queda mucho por hacer aquí», afirma Yanitze, y añade: «Es cierto que se han instaurado leyes que buscan la igualdad, en la educación se habla más de igualdad, se están haciendo muchos estudios con enfoques de género... pero de repente pasan cosas terribles como la 'manada' o te das cuenta de que en la mayoría de sectores las mujeres aún ganamos mucho menos, o que existen muchos trabajos feminizados, como los de cuidados». «Veo aún mucho machismo», interviene Nini, «muchos hombres que ven a las mujeres como su posesión, mantienen el mensaje de 'ella es mía'».

Detectan además cierta oposición a la lucha feminista. «Siempre que hay un gran cambio hay una gran resistencia», señala Yanitza, que se alegra de pequeñas victorias como «ver a una mujer embarazada dando el tiempo en televisión». La educación en igualdad, coinciden, es la base de un nuevo futuro.

Nini, Lesia y Yanitza representan lo que es hoy en día la sociedad riojana. Una sociedad maravillosamente diversa y plural. Una tierra en cuyo futuro las mujeres migrantes deben ser protagonistas.

Riojanas con más de un centenar de nacionalidades

La estadística del padrón continuo del año 2022 revela el mosaico de nacionales que compone la sociedad riojana, y entre quienes han nacido fuera de nuestras fronteras, ellas son más que ellos. Son 21.066 las riojanas de otros países, que aglutinan más de un centenar de nacionalidades.

Las más numerosas son las rumanas, 5.882, algo por encima de las nacidas en Marruecos(4.104). Entre ambas representan casi la mitad de las migrantes residentes en La Rioja. En tercer lugar, a una mayor distancia, están las 1.883 colombianas, mientras que después aparecen las primeras asiáticas, las pakistaníes, que son 1.152 en La Rioja. Portuguesas (763), georgianas (622) y bolivianas (570) ya bajan del millar.

Con respecto a las compatriotas de las protagonistas de este reportaje, en La Rioja viven 464 venezolanas, 177 ucranianas y 47 senegalesas.

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