José Manuel Villarejo ha retomado este miércoles su declaración como acusado en el primer juicio de la 'operación Tándem' en la Audiencia Nacional. El fiscal Miguel Serrano ha vuelto a interrogar al comisario jubilado por el llamado 'proyecto Pintor', los servicios contratados por los hermanos ... Juan y Fernando Muñoz Tamara para conocer la situación patrimonial de un antiguo socio que se declaró insolvente.
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Villarejo, en la tercera sesión de su interrogatorio, ha señalado que su labor en este caso fue mediar entre los empresarios y los detectives a los que llamó para realizar este trabajo. Unos seguimientos al constructor Mateo Martín y a su abogado, el exjuez Francisco Javier De Urquía, al que también trataron de extorsionar con dos vídeos íntimos con «drogas y prostitutas».
El comisario jubilado ha reiterado que está sentado en el banquillo en esta pieza separada por hacer «un favor personal» a su amiga Ana Rosa Quintana, la presentadora de televisión y mujer del acusado Juan Muñoz. «Me llamaba y me decía desesperada: 'recibe a mi marido, anímale'. Estaba preocupada por el problema familiar, porque su marido es un delincuente que se dedicaba a fabricar facturas falsas. Era yo quien la tranquilizaba, le animaba y le daba refuerzo moral. Les daba terror el exjuez De Urquía», ha relatado el expolicía de 70 años.
«Quería sacarla del entuerto en el que se encontraba. Fue un favor de los muchos que le he hecho. Le dije, no te voy a cobrar nada porque te aprecio y te voy a sacar de este nuevo marrón, pero los gastos no los voy a asumir», ha declarado Villarejo, en referencia a los 20.000 euros pagados en mano por Juan Muñoz, según éste, que fueron recogidos en dos entregas de 10.000 por los detectives que hicieron el trabajo sucio y que pertenecen «al CNI».
«La mesa de mi despacho se usaba de intercambio. Juan Muñoz depositó el dinero, lo digo rotundamente», ha proseguido Villarejo, que mencionó los nombres de estos detectives: Gervasio Cañabate y Nuria Morales.
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Ayer, en la segunda jornada del juicio, Villarejo abrió la veda contra el matrimonio Muñoz-Quintana después de que el acusado ubicara al hijo del comisario jubilado en el despacho donde se trató el 'proyecto Pintor'. Una mención que forma parte del pacto alcanzado por el empresario con la Fiscalía Anticorrupción para rebajar la petición de pena de ocho años de cárcel a 11 meses.
«Hay un umbral que no se debe pasar. Implicar a mi hijo, que pasaba por allí, es un acto canallesco. Como si fueran más importantes sus hijos que los míos. Es una bellaquería», bramó el acusado contra Juan Muñoz.
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El malestar de Villarejo, que se enfrenta a 109 años de prisión por diversos delitos, ya había quedado claro antes de esta declaración. «Ana Rosa temía la repercusión si se llegaba a saber que su marido era un blanqueador habitual con la fabricación de facturas falsas para pagar las corruptelas de las licencias de urbanismo», dijo el acusado, que trajo a colación el episodio del plagio del libro de la presentadora, «con el que también hubo que ayudarla», reveló.
En la sesión del martes, Villarejo hizo unas polémicas declaraciones sobre los atentados cometidos el 17 de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils (Tarragona) y el papel del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) con el autor intelectual, el imán Abdelbaki Es Satty. Ante el revuelo levantado, sobre todo en Cataluña, este miércoles ha matizado que sus palabras.
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Cuando dijo que los atentados fueron un "error" de cálculo del CNI para dar un "susto" a Cataluña se refería, en realidad, a que se podría haber tratado de un "comando ficticio" para "dar la apariencia del riesgo" de modo que la comunidad autónoma "sintiera la necesidad de la protección del Estado" y que, al morir el imán de Ripoll, se descontroló.
"Yo lo que he dicho en relación con lo del 'susto' es que muchas veces se han provocado comandos ficticios para tranquilizar y tal, y que, probablemente, la intención en absoluto fuera provocar ningún atentado, pero sí dar la apariencia del riesgo para que Cataluña sintiera la necesidad de la protección del Estado, y se fue de las manos cuando el imán muere y los pequeños, jovencitos, no saben cómo reaccionar", ha dicho en declaraciones a la prensa en la Audiencia Nacional.
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Villarejo ha aclarado así las manifestaciones que hizo el martes cuando señaló que, una vez jubilado, siguió trabajando con el CNI para temas puntuales. "Estuve colaborando con ellos para intentar arreglar el entuerto del famoso atentado del imán de Ripoll, que al final fue un error grave del señor (Félix) Sanz Roldán, que calculó mal las consecuencias por darle un pequeño susto a Cataluña", indicó, en alusión a su archienemigo.
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