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Esquerra reunió este viernes a su ejecutiva, por tercera vez esta semana, y adoptó dos decisiones de calado. La primera, puso en manos de su secretaria general, Marta Rovira, la responsabilidad de pilotar las negociaciones para la investidura y la presidencia de la Cámara catalana. ... Las conversaciones van para largo. De entrada, está la presidencia del Parlament, que se vota como límite el 10 de junio. La primera sesión de investidura podría ser el 25 de ese mes y el plazo máximo para elegir president se situaría el 25 de agosto.
La segunda: la decisión sobre una eventual investidura la tomará la militancia en una consulta interna telemática. Las bases han apretado y tendrán la última palabra. Para que lleguen a posicionarse, los partidos tienen que llegar a un acuerdo previo. De momento, los republicanos asegurar que su lugar está en la oposición y que son PSC y Junts, como vencedores de las elecciones, los que tienen que mover ficha. ERC se había desentendido hasta ahora del debate de la investidura, pero al nombrar a su equipo negociador abre la puerta al acuerdo.
Los socialistas tendrán que viajar a Ginebra (Suiza) para convencer a los republicanos, que tienen la llave de la investidura y habrá que ver si quieren ser decisivos y facilitan la elección de Illa (o de Puigdemont) o apuestan por una repetición electoral para la que no tendrían ni candidato, tras el paso al lado de Pere Aragonès y la inhabilitación judicial de Oriol Junqueras. Someter las decisiones a la militancia, en un partido como ERC que es asambleario, tiene el riesgo de que el resultado sea impredecible. La propia formación admite que Cataluña se encuentra en una «encrucijada», después de los «complejos resultados del 12-M».
ERC tendrá que afrontar la negociación en un clima de división. El goteo de dimisiones tras la debacle electoral continúa. El viceconsejero de Estrategia y Comunicación de la Generalitat, Sergi Sabrià, uno de los pesos pesados del Govern, anunció este viernes que dará un paso al lado y dejará la política institucional.
Sabrià sigue el camino emprendido por el presidente de la Generalitat, que no recogerá su acta de diputado, y se marcha señalando la puerta de salida a Oriol Junqueras, que cesará como presidente de ERC, pero con la intención de librar la batalla interna en el partido para seguir llevando las riendas de la formación a partir del congreso extraordinario del 30 de noviembre. Es la hora de «caras nuevas», de proyectos renovados y de «dejar paso a nuevos liderazgos», según Sabrià. Además de Aragonés, la secretaria general también ha anticipado que no optará a la reelección como número dos.
Aragonès, Rovira y Sabrià se han convertido en las caras visibles del sector crítico con Junqueras. El presidente del partido tiene oposición interna, que empieza a enviar señales con sus dimisiones. Pero lo que todavía no se sabe es si este sector renovador dará la batalla en el congreso para frenar el paso a Junqueras. Hay movimientos, pero no hay un líder que se haya postulado. Suenan Marta Vilalta, Laura Vilagrà, Raquel Sans, Teresa Jordà o Roger Torrent.
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