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C. REINO / M. ALONSO
Madrid
Martes, 10 de octubre 2017, 20:32
La alianza secesionista que ha guiado el futuro del proceso catalán durante los dos últimos años saltó hoy casi por los aires. La CUP, formación anticapitalista que ha sustentado al Gobierno catalán con sus diez diputados, se sintió «engañada» con el discurso ... de Carles Puigdemont, y amenazó con dejar el Parlament, una decisión que puede suponer la puntilla para la legislatura. Los anticapitalistas anunciaron que en la próxima ejecutiva del partido debatirán si abandonan la actividad parlamentaria en la Cámara catalana porque no quieren acudir a un hemiciclo que consideran que sigue siendo aútonómico y no independiente, como era su intención al inicio del pleno.
«Hoy tocaba proclamar la república catalana», afirmó la diputada anticapitalista, Anna Gabriel, muy molesta con el presidente de la Generalitat durante su turno de réplica al discurso del jefe del Ejecutivo. Los antisistema sostienen que Puigdemont perdió hoy una oportunidad histórica y hablaron en términos de derrota, dando voz a la parte del secesionismo más radical e irreductible que ayer se sintió decepcionada porque Puigdemont no hiciera una declaración formal de independencia, como esperaba la gente congregada a las afueras de la Cámara catalana. «Hoy no hay ninguna derrota que valga» porque «no podemos suspender los efectos de la voluntad de más de dos millones de personas», señaló Gabriel.
La intención de Carles Puigdemont de dejar en suspenso la independencia ha causado un hondo malestar entre las filas de la CUP. La formación anticapitalista se siente traicionada y no ha tardado en reaccionar con un escueto mensaje en su cuenta de Twitter: "Nosotros, como la gente, hoy hemos venido a proclamar la república".
Los diputados de la CUP han evitado aplaudir tras el discurso de Puigdemont en el Parlamento catalán, en el que ha afirmado que asume el mandato de convertir Cataluña en "un Estado independiente" pero ha pedido a la Cámara que suspenda "unas semanas" los efectos de la declaración de independencia para abrir un diálogo.
"No podemos callar ante lo efectos suspensivos de la proclamación de los resultados". En su turno de réplica, la diputada de la extrema izquierda, Anna Gabriel, ha reprochado a Puigdemont su maniobra. "Pensamos que lo que iba a suceder era la proclamación solemne de la república catalana. Creíamos que hoy era lo que tocaba hacer y tal vez hemos perdido una ocasión, y decimos tal vez, porque el único medio de negociación con el Estado español es la república catalana", ha remachado.
Gabriel ha asegurado que les hubiera gustado explicar al mundo que tuvieron que hacer un "referéndum bajo ocupación policial y militar" y se ha mostrado reticente con la propuesta de diálogo de Puigdemont. "¿Negociación y mediación con quién? ¿Con un Estado que permite la extrema derecha en las calles?", ha interpelado al jefe del Ejecutivo catalán.
La decisión de Junts pel Sí ha caído también como un jarro de agua fría en Arran, las juventudes anticapitalistas, que ha ido más lejos en su valoración negativa del discurso del presidente. "Estamos asistiendo a una traición inadmisible. Hoy Carles Puigdemont frena el mandato popular claro y rotundo del referéndum", han escrito en un tuit.
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