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La Guardia Civil luce los cascos de hace 40 año en un desalojo de la valla melillense. R. C.
Melilla: defender una frontera con medios y personal de los ochenta

Melilla: defender una frontera con medios y personal de los ochenta

Una decena de guardias civiles como máximo patrullan los 12 kilómetros del perímetro de forma simultánea y en su mayoría con material obsoleto

Melchor Sáiz-Pardo

Madrid

Domingo, 20 de noviembre 2022, 07:39

Se llama 'Todocolección.net' y es uno de los portales de referencia para los apasionados del material militar histórico. En esa web, junto a una gorra de la marina de guerra nazi (Kriegsmarine) o de un gorro de oficial médico del Tercer Reich, se oferta por 180 euros otra vetusta pieza de militaria: un casco verde de antidisturbios de la Guardia Civil de los que usaban los agentes del instituto armado en las algaradas de los ochenta en la reconversión industrial, minera o naval en diferentes puntos de España.

El casco que está a la venta

como reliquia todavía lo usa

la Guardia Civil en Melilla.

El casco que está a la venta como reliquia todavía lo usa la Guardia Civil en Melilla.

El casco que está a la venta como reliquia todavía lo usa la Guardia Civil en Melilla.

El casco que está a la venta como reliquia todavía lo usa la Guardia Civil en Melilla.

Para los amantes de la militaria se trata de una pieza de museo, pero para los guardias civiles destinados en la Comandancia de Melilla es parte su material de trabajo. Y es que hasta esta misma semana la inmensa mayoría de los agentes que se vienen enfrentando durante los últimos años a los saltos masivos y cada vez más violentos de los inmigrantes se protegen la cabeza con los mismos cascos que sus compañeros usaban en la época de Felipe González.

«No es que se trate del mismo modelo, es que son exactamente los mismos cascos que han pasado de mano en mano, mejor dicho de cabeza en cabeza, desde hace cuarenta años», aclara uno de los responsables del instituto armado en la ciudad. Con ese larguísimo historial de servicio no es de extrañar que uno de los agentes que intervenía en el famoso salto del pasado 24 de junio, que acabó con entre 23 y 72 inmigrantes muertos, se desplomara inconsciente cuando una pedrada rompió su casco.

Unidades antidisturbios

de la Guardia Civil en

Castilla y León, en 1996.

El casco con la marca

de la pedrada que

llevaba el guardia civil es el mismo modelo que hace cuarenta años.

Agentes de la Guardia Civil

en Melilla, en 2014.

Unidades antidisturbios

de la Guardia Civil en

Castilla y León, en 1996.

El casco con la marca

de la pedrada que

llevaba el guardia civil es el mismo modelo que hace cuarenta años.

Agentes de la Guardia Civil

en Melilla, en 2014.

Unidades antidisturbios de la Guardia

Civil en Castilla y León, en 1996.

El casco con la marca

de la pedrada que

llevaba el guardia civil es el mismo modelo que hace cuarenta años.

Agentes de la Guardia Civil

en Melilla, en 2014.

Unidades antidisturbios de la Guardia

Civil en Castilla y León, en 1996.

El casco con la marca

de la pedrada que

llevaba el guardia civil es el mismo modelo que hace cuarenta años.

Agentes de la Guardia Civil

en Melilla.

Los agentes desplegados en Melilla se congratulan de que la tragedia de la valla, en la que resultaron heridos 52 guardias civiles, al menos ha servido para que Interior, «tras años de desidia de los diferentes gobiernos», se haya gastado 238.500 euros para comprar 150 modernos cascos antidisturbios y 150 máscaras antigás para los guardias de la ciudad autónoma. Eso sí, hasta el momento solo han llegado 130 cascos.

En cualquier caso, «una cantidad a todas luces insuficiente», según denuncia Pedro Carmona, Secretario de Comunicación de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC). «Nosotros le llamamos material caliente porque pasa de cabeza a cabeza todavía caliente al no haber suficientes para todos. A algunos esos cascos les estarán grandes y a otros pequeños. No son individualizados», señala el portavoz de AUGC, quien afirma que haría falta que Interior enviara el doble de material para que, al menos, la mitad de la plantilla de la ciudad pudiera acceder a cascos modernos en casos de saltos masivos.

Han llegado algunos cascos en los últimos días, pero los mandos de la Comandancia reconocen sin ambages que no hay compras previstas de otro material esencial para tratar de contener las avalanchas de subsaharianos. Buena parte de los escudos usados por los funcionarios del instituto armado también son casi de época de Felipe González y están «cristalizados», por lo que una simple pedrada a veces los destroza. Tampoco hay intención, por el momento, de adquirir nuevo material táctico como espalderas, rodilleras o coderas.

Una piedra rompe el escudo de

un guardia civil, utilizado para

frenar avalanchas de personas.

Una piedra rompe el escudo de un guardia civil, utilizado para frenar avalanchas de personas.

Una piedra rompe el escudo de un guardia civil, utilizado para frenar avalanchas de personas.

Una piedra rompe el escudo de un guardia civil, utilizado para frenar avalanchas de personas.

Según admiten diversos responsables de la institución, a día de hoy solo la veintena de miembros de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS, antidisturbios) que, procedentes de diversos puntos de España, se turnan de servicio en Melilla tienen material «actualizado y suficiente» para la contención de masas. «Los otros dos o tres centenares de guardias que llegan a ser movilizados en situaciones de crisis, entre ellos oficinistas y miembros de unidades de Seguridad Ciudadana sin ninguna formación en control de disturbios, tienen material desactualizado o insuficiente», explica uno de los funcionarios que intervino en los saltos masivos de Melilla de marzo y junio y que revela que, al menos en su sector, la mitad las cámaras y sensores no estaban funcionando el 24-J por las averías derivadas de la «falta de mantenimiento».

«Han preferido pagar mercenarios en Marruecos y subcontratar a las fuerzas del país vecino que invertir en medios y personal en el perímetro», explica Agustín Leal, portavoz de JUCIL, el colectivo profesional mayoritario de la Guardia Civil, que denuncia que el Gobierno ha entregado en los últimos años 180 millones de euros a Rabat en «efectivo y medios», mientras mantiene en «abandono total» a los agentes e infraestructuras de Melilla y Ceuta.

«Han preferido pagar mercenarios en Marruecos y subcontratar a las fuerzas del país vecino que invertir en medios personal en el perímetro»

Agustín Legal

Portavoz de Jucil

Legal pone el acento también en la falta de personal. Según los datos de JUCIL, el Ministerio del Interior lleva sin actualizar el catálogo de puestos de trabajo de Melilla desde hace 20 años a pesar de que entonces la inmigración ilegal era un tema casi anecdótico en la ciudad autónoma.

El catálogo actual en la Comandancia de Melilla es de 634 guardias, aunque hay 79 plazas sin cubrir desde hace años pese a la «imperante necesidad de efectivos en el perímetro», según admiten a este periódicos varios mandos.

La situación es tan peliaguda que habitualmente solo cuatro agentes en dos coches de seguridad ciudadana patrullan el perímetro de 12 kilómetros de longitud. En situaciones de normalidad (sin alarmas sobre posibles saltos) nunca más de una decena de agentes están desplegados en el vallado de forma simultánea.

El 24 de junio, cuando los 2.000 subsaharianos se amontonaron en la cancela de Barrio Chino para entrar, en un primer momento en esa área Interior solo pudo desplegar a un sargento y tres guardias, que obviamente tuvieron que replegarse ante la magnitud del salto.

Los cálculos de JUCIL apuntan a que al menos haría falta aumentar la plantilla de la Comandancia con 200 agentes de unidades antidisturbios con medios actualizados y destinados de forma permanente a la valla en grupos de 70 funcionarios para poder enfrentar con garantías saltos como el que desencadenó la avalancha mortal. AUGC, por su parte, estima que harían falta 300 agentes en Melilla para garantizar la seguridad fronteriza y no tener que echar mano de agentes sin cualificación suficiente para frenar los saltos.

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