Secciones
Servicios
Destacamos
En el tramo final de su periplo, que lo ha llevado desde Rota a Estambul y desde el Bósforo hasta Helsinki, el Grupo Expedicionario Dédalo 2024 lo componen tres buques: la fragata 'Blas de Lezo', el buque de asalto anfibio 'Galicia' y el buque de ... proyección estratégica 'Juan Carlos I'. Encontramos a los tres amarrados al muelle de la terminal de ferris del puerto de Getxo, en una mañana gris de domingo a la que se acaba asomando el sol para iluminar y caldear la visita de los vizcaínos que acuden a la jornada de puertas abiertas que hoy celebra la flota. Alguna autoridad local se ha sentido en la necesidad de protestar por el despliegue de fuerza intimidatoria que a su entender supone la presencia de barcos de la Armada en estas aguas, pero los once mil ciudadanos que van a ver los barcos no parecen asustados. Un niño se acerca a un oficial para preguntar si se puede subir a una de las embarcaciones de asalto de Infantería de Marina que se muestran sobre la cubierta del 'Galicia'. El oficial lo toma en brazos y lo sube él mismo a la barca para que le hagan fotos. No es inoportuno recordar que de la historia de la Armada forman parte no pocos marinos vascos, como el que da nombre, precisamente, a la fragata amarrada en el muelle. Y piensa uno que los niños saben ser menos incoherentes que los adultos.
Embarcamos en Getxo para una travesía de tres días que nos llevará hasta las costas gallegas, cruzando de este a oeste el Cantábrico. El 'Juan Carlos I', donde tiene su Estado Mayor el comandante de la Agrupación, el contralmirante Gonzalo Villar, y que será nuestra casa durante las próximas jornadas, zarpa a las cinco de la tarde y pone proa a mar abierto bajo un sol radiante que arranca destellos de un mar en calma y de un azul intenso. Según nos cuentan, la mar ha sido benigna con la flota en su largo viaje; también hace falta que se ponga recia para que el efecto se perciba en este enorme buque de más de doscientos metros de eslora, el mayor con que cuenta la Armada, y que con su capacidad, tanto de proyección anfibia como aérea, la sitúa en una exclusiva liga en la que tan sólo juegan, subraya el almirante siempre que tiene ocasión, otras cuatro naciones de la OTAN: Estados Unidos, el Reino Unido, Francia e Italia.
El tiempo se irá complicando a lo largo de la travesía, lo que le dará al reportero la oportunidad de ver cómo la tripulación, siempre atenta al pronóstico meteorológico, se va adaptando en su actividad, que es continua, a las inclemencias y a sus efectos en las diversas operaciones, tanto en el agua como en el aire. Tendrá incluso ocasión de experimentar cómo el mar, cuando así lo decide, también puede hacerle sentir su fuerza al gigante.
En esta primera jornada, sin embargo, las condiciones son óptimas para el primer ejercicio al que asistimos. Se trata de una operación de calificación nocturna de un piloto, para lo que debe realizar varios despegues y aterrizajes después de que el sol se ponga tras el horizonte. Una hora antes, por la megafonía del barco se anuncia zafarrancho de vuelo. A partir de ese momento está prohibido salir a la cubierta. Para poder presenciar y tomar fotos del ejercicio hay que utilizar protección craneal, auditiva y ocular y llevar un chaleco salvavidas de color bien visible.
El primer despegue, desde mitad de la cubierta y usando la rampa inclinada de proa que facilita que el avión de caza Harrier tome altura, se efectúa con un resto de luz en el horizonte. Aun con la protección auditiva, el ruido de los reactores del caza es atronador. En cuanto nos rebasa, alguien se coloca detrás y nos sujeta para evitar que el rebufo nos tire mientras registramos imágenes de cómo alcanza al final de la cubierta y se despega del barco madre. El aterrizaje, que se realiza de manera vertical, es mucho menos violento. El avión busca lentamente su posición avanzando al costado del buque y cuando llega a ella se desplaza de forma lateral, se sitúa sobre la cubierta y se deja caer.
Al día siguiente hay prácticas variadas de tiro y bombardeo. También el tiempo acompaña, y por la mañana se suceden las maniobras. Empiezan los Harrier con un ataque sobre un blanco en superficie con bombas no guiadas, que nos permiten seguir desde el centro de combate del 'Juan Carlos I'. A lo largo de la jornada habrá también tiro artillero con el montaje de 127 mm de la fragata 'Blas de Lezo', el helicóptero SH-60 embarcado en ella y las cuatro ametralladoras del 12,70 que monta -dos a proa y dos a popa- el propio 'Juan Carlos I'. Interesa destacar que estas cuatro ametralladoras son todo el armamento propio que lleva el portaaviones. Su protección está encomendada sobre todo a las fragatas que suelen acompañarlo, provistas de misiles superficie-aire y superficie-superficie, artillería y torpedos, y a las aeronaves que embarcan las distintas unidades de la flota.
En la jornada encontramos un momento para conversar con el almirante Villar, que nos expone el sentido de este despliegue que ha llevado a los marinos españoles desde Oriente al Báltico. Con él se trata no sólo de instruirlos, sino también de mostrar al exterior las capacidades de la flota. Los más de mil efectivos que forman la dotación del 'Juan Carlos I' -incluidos más de medio millar de infantes de Marina, con unos sesenta vehículos ligeros, medios y pesados y una batería de artillería-, sostienen junto a las tripulaciones de los buques que lo acompañan la fuerza que la Armada está en condiciones de ejercer frente a las varias amenazas que en este momento afrontan España y sus aliados. Desde la agresividad creciente de Rusia en el este de Europa hasta la conflictividad endémica de Oriente Medio, pasando por la presión que en el flanco sur ejercen el crimen organizado, los movimientos yihadistas y las maniobras de desestabilización que Putin no deja de promover en África. El grupo expedicionario de la Armada, interoperando con 28 de los 32 países que forman hoy día la OTAN -incluidos los dos recién llegados, Suecia y Finlandia-, ha demostrado su capacidad disuasoria con lo que de manera gráfica el almirante denomina «sus dos puños»: los que representan la infantería y la aviación que lleva a bordo.
A lo largo del despliegue, la fuerza embarcada ha probado su aptitud para proyectarse por aire y superficie, en misiones que, dicho sea de paso, no sólo pueden ser ofensivas. Recuerda el almirante la acción humanitaria que en la campaña de 2023 llevaron a cabo en socorro de los damnificados por el terremoto de Turquía. En esa operación, nos dice, quedó patente la idiosincrasia que caracteriza a la fuerza a sus órdenes: «Al final, somos un grupo de gente capaz de funcionar con una razonable disciplina en situaciones caóticas». Salvaron vidas, desenterraron cadáveres, ayudaron a distribuir víveres y equipo y prestaron apoyo a cooperantes.
El 'Juan Carlos I' dispone de un hospital de 600 metros cuadrados, con dos quirófanos y ocho plazas de UCI, es capaz de suministrar un considerable caudal de agua potable con su propia planta de ósmosis inversa y de producir energía con sus dos motores diésel y su generador de vapor, que en total suman 36 MW de potencia -lo suficiente para abastecer una ciudad de 10.000 habitantes-. Servicios como el que prestó en Turquía van más allá de la defensa. Repercuten en las relaciones exteriores del país, aumentan su prestigio y favorecen de paso el establecimiento de contactos personales del más alto nivel. Son, en definitiva, una forma particularmente efectiva de diplomacia que está al alcance de muy pocas naciones en el mundo.
En cuanto al segundo «puño», el volador, en este viaje ha asumido misiones tan exigentes como ataques aéreos profundos, en los que los Harrier del 'Juan Carlos I', operando con aeronaves de otras naciones de la Alianza, llegaron a volar 4.000 millas con reabastecimiento en vuelo para atacar blancos lejanos situados en un hipotético territorio hostil. De nuevo, insiste el almirante, algo que muy pocos países tienen capacidad para realizar, y que representa una disuasión notable para eventuales enemigos.
También hay tiempo para bajar a las entrañas del buque, una verdadera ciudad flotante con todo lo necesario para que las mil personas que van a bordo puedan subsistir. Desde las salas de máquinas, que sorprenden por limpias -como el resto del barco, cuyos suelos y paredes relucen- y desiertas -todo está automatizado y monitorizado desde una sala de control-, hasta las cubiertas en las que se reparan aviones y helicópteros, se guardan vehículos, barcazas y embarcaciones de asalto y se ejercitan los infantes de Marina que han de mantener la forma física mientras dura la navegación. Sin olvidar la cocina que a diario da de comer a tantas bocas y donde se amasa y se hornea el pan que consumen. Cuesta al menos día y medio aprender a orientarse por los pasillos y por los troncos que conectan las múltiples cubiertas, y tanto se sube y se baja de unas a otras que sólo desplazarse ayuda a quemar unas cuantas calorías.
Por la tarde, se nos ofrece volar en uno de los helicópteros AB-212 del 'Juan Carlos I', para ver en primera línea el ejercicio de tiro con ametralladora que efectuará su dotación. Implica un vuelo táctico -a ras de agua, con subidas y bajadas y virajes bruscos- no apto para pasajeros melindrosos. También tiene su dimensión histórica: después de medio siglo de servicio, estos venerables y fiables aparatos -versión modernizada de los que recordará el cinéfilo de 'Apocalypse Now', la célebre película de Coppola sobre Vietnam- causarán baja en el inventario de la Armada a finales de este mes. Para alguno de los pilotos será el de hoy el último vuelo en este modelo, conocido en la Armada por el sobrenombre de 'Gato'. Para el reportero, será la ocasión de probar la emoción más intensa de la travesía, y también de ver el buque y el mar que surca desde las alturas, en condiciones que permiten hacerse una idea de lo que sería la operación real.
Al día siguiente, será uno de estos 'Gatos' el que nos acerque a tierra. A los hombres y mujeres con los que hemos compartido vida y actividad les queda todavía una semana para reunirse con sus familias, después de tres meses y medio llevando por un océano y por una decena de mares el pabellón de su país.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.