'Txapote': orgulloso de su pasado y un problema para Sortu

'Txapote', de 58 años, fue detenido en 2001 en Anglet cuando era el jefe militar de la banda. Estuvo encarcelado en Francia durante seis años y nueve meses hasta que fue entregado a España en diciembre de 2007. Él mismo pidió el traslado al amparo de un convenio europeo que buscaba «favorecer la reinserción social de las personas condenadas». Pero más que su reinserción, lo que 'Txapote' pretendía, como el mismo argumentó, era estar más cerca de Irantzu Gallastegi, compañera de comando, coautora con él de la mayoría de los asesinatos por los que están condenados y pareja sentimental. Tienen dos hijos.

Se crio en la kale borroka de finales de los ochenta y a mediados de los noventa ya estaba integrado en el 'comando Donosti' aplicando la 'doctrina Oldartzen', la de la socialización del sufrimiento. Ha matado policías, políticos, periodistas, empresarios, funcionarios... En el dosier elaborado por la AVT se indicaba que tras la reforma aprobada en la Cámara baja su excarcelación se produciría el año que viene. Pero eso está por ver, porque diversas fuentes judiciales subrayan que la Audiencia Nacional ya le descontó en un auto de 2014 el tiempo encarcelado en Francia. De ser así, el impacto del informe de la AVT –al menos en este caso– sería menor y, en el mejor de los casos, 'Txapote' solo podría estar en la calle apenas un par de años antes de ese 2031.

Lo cual, paradójicamente, podría ser una buena noticia para EH Bildu y Sortu. Acelerar la excarcelación de los presos de ETA era uno de los objetivos fundamentales de la izquierda abertzale, y lograrlo es un triunfo para los de Arnaldo Otegi. Pero toda victoria tiene su cruz. Y para Sortu, 'Txapote' puede llegar a serlo. Porque García Gaztelu es fiel a la ortodoxia, pero a la de hace dos décadas. En el fondo, considera que la disolución de ETA fue una traición, lo mismo que renunciar a la amnistía y asumir la legislación penitenciaria. Su relación con la actual dirección de Sortu es nula.

A lo largo de los últimos años, la mayoría de los exdirigentes e históricos militantes de la banda que han salido de prisión han apoyado de forma activa el giro estratégico de la izquierda abertzale. Entre ellos Mikel Albisu, 'Mikel Antza', David Pla –actual responsable de Organización de Sortu– o Antón López, 'Kubati'.

Pero no es el caso de 'Txapote'. Un buen conocedor de la situación en la que viven los presos de ETA aseguraba hace ya unos meses que «está revoltoso». García Gaztelu nunca se ha atrevido a salirse del todo de la línea oficial y continúa apareciendo en la lista de Etxerat, la que incluye a todos los miembros de la banda encuadrados en el EPPK. Pero su forma de ver el mundo y su opinión real sobre la estrategia de la izquierda abertzale se desveló hace unos años, cuando salieron a la luz unas conversaciones que él y Gallastegi habían mantenido en la cárcel.

En esas charlas, ambos se lamentaban del fin de ETA y esperaban que «con el tiempo» surgiese otro movimiento parecido, cargaban con dureza contra la izquierda abertzale y llegaban a afirmar: «Nosotros ya no sentimos a Sortu». Gallastegi, incluso, pidió a Etxerat que dejase de utilizar su fotografía.

'Txapote' ha vuelto a escenificar su distanciamiento en los últimos meses.Ha firmado varias cartas colectivas en las que ha criticado la política penitenciaria del Gobierno vasco, se ha sumado a una protesta por la situación de los locutorios en la cárcel de Zaballa y ha suscrito varios textos de apoyo a la causa palestina. Lo que une a todas estas cartas es que han sido impulsadas y amplificadas por los grupos disidentes, no por el EPPK.

'Txapote' no es el único que ha firmado. También lo han hecho otro histórico exjefe de ETA,Julen Atxurra, 'Pototo', y los hermanos Gallastegi, Irantzu, Lierni y Orkatz. Los tres son nietos de Eli Gallastegi, un histórico del abertzalismo más radical. Fuentes de la izquierda abertzale reconocen que firmar esos textos no escenifica la ruptura con el colectivo oficial, pero sí lanza un gesto claro de desapego. En un momento, además, en el que el fin de la dispersión ha generado un escenario inédito. Disidentes, críticos como 'Txapote' y los miembros del EPPK –sus últimos portavoces conocidos son Jon Olarra yAinhoa Mujika– comparten el mismo espacio: Zaballa.

A pesar de que la apuesta por las vías más pragmáticas, por la institucionalización y por los acuerdos con el PSOE ha generado tensiones internas, la izquierda abertzale ha conseguido hasta ahora controlar la situación en las cárceles sin mayores problemas. Básicamente, porque está logrando todos sus objetivos gracias a la presencia de Pedro Sánchez en La Moncloa y porque plataformas como elMovimiento pro Amnistía (ATA) o Jardun tienen un recorrido limitado. Los presos críticos con la línea oficial apenas llegan a la decena.

La izquierda abertzale es consciente de la situación. No creen que 'Txapote' dé el paso de romper con el EPPK, «pero va a estar lanzando órdagos». Y eso puede suponer un problema porque tampoco se oculta un temor. Los disidentes nunca han tenido un líder de peso. Y García Gaztelu podría llegar a serlo. En un momento en el que EH Bildu apuesta por ir cerrando las carpetas del pasado que le vinculan con la violencia de ETA, 'Txapote' es de los que quiere meter ruido y que sigan abiertas.