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El fraude en la gestión de los Expedientes de Regulación de Empleo andaluces que derivó en uno de los mayores casos de corrupción de España, con la condena a dos presidentes de la Junta y del PSOE –José Antonio Griñán y Manuel Chaves– y destacados ... responsables de sus gobiernos, está a punto de recibir el carpetazo del Tribunal Constitucional. La corte de garantías se apresta a desmontar por completo las sentencias inculpatorias de la Audiencia de Sevilla y del Tribunal Supremo. Una enmienda a la totalidad de calado por la dimensión penal del caso y sus consecuencias políticas, que enzarzan a los socialistas y el PP. Los populares han dado el paso de acusar a Pedro Sánchez de utilizar la mayoría progresista en el TC como «puerta trasera» para los indultos a los que no se habría «atrevido».
Después de haber abierto el camino a anular en todos los casos la prevaricación con el fallo sobre la exconsejera y exministra Magdalena Álvarez, el pleno del TC debatirá la semana que viene –y muy probablemente aprobará– un borrador que vaciará las condenas a que en él se propone exonerar a Carmen Martínez Aguayo, ex número dos de Griñán en la Consejería de Economía y Hacienda, del delito principal encausado: el de malversación de fondos públicos, que rozaron los 700 millones.
El principal beneficiario de esta nueva doctrina, además de otros cargos socialistas, será el propio Griñán, que ahora sí que quedaría libre de toda pena dado que fue condenado por malversación en concurso medial con prevaricación), lo que le supuso la imposición de una pena de seis años de prisión y 15 de inhabilitación absoluta) que aún no ha sido ejecutada debido al tratamiento oncológico al está siendo sometido.
A Martínez Aguayo, el fallo del Constitucional -si se aprueba el borrador tal y como está- no le servirá de mucho. Fue condenada a seis años de cárcel por malversación y prevaricación e ingresó en prisión en diciembre de 2022. Solo ha accedido al régimen de semilibertad este junio, tras pasar año y medio en el centro penitenciario sevillano de Alcalá de Guadaíra. La ponencia de sentencia -adelantada por El Español y confirmada por diferentes fuentes del tribunal- ha sido elaborada por la vicepresidenta del TC, la progresista Inmaculada Montalbán, la misma que redactó la referida a Magdalena Álvarez. El texto de Montalbán subraya que tanto el tribunal de primera instancia como el Supremo hicieron un control «constitucionalmente vedado» de los anteproyectos y proyectos de ley de Presupuestos de Andalucía, que luego derivaron en iniciativas legislativas que, a su vez, fueron las que fueron usadas para el reparto de ayudas sociolaborales irregulares por valor de 679,4 millones de euros.
En esencia, se trata del mismo argumento que la corte empleó la semana pasada para echar por tierra la condena de los ERE en lo que se refiere a la prevaricación: los proyectos legislativos en los que participaron los condenados ni son «resoluciones» ni «asuntos administrativos», por lo que no generan «efectos jurídicos» cuyas consecuencias puedan ser enjuiciadas penalmente. Se trataría, según el criterio de Montalbán, de «meros actos preparatorios o de trámite del proceso legislativo que compete al Parlamento», cuya fiscalización es «altamente incompatible con la separación de poderes» que proclama el artículo 66.2 de la Constitución.
Bajo esta premisa, el borrador interpreta que los tribunales no pueden bajo ningún concepto controlar la fase preparatoria de unos Presupuestos. Y una vez aprobados estos, «las leyes presupuestarias no pueden constituir la fuente de actos de disposición ilícita de caudales públicos a efectos de condenar por delito de malversación» a personas concretas.La propuesta de resolución, que muy probablemente tendrá los votos a favor de la mayoría progresista del TC como ya ocurrió la pasada semana con el recurso de amparo de Álvarez, no pone en duda la ilegalidad de «concretas aplicaciones» de las ayudas de los ERE y que estas fueron a personas que nunca habían pertenecido al colectivo de trabajadores al que debían haber sido destinadas. Pero el borrador insiste en que no se puede demostrar que la número dos de Griñán -y por extensión el resto de los condenados por malversación, incluido el expresidente de la Junta andaluza- tuvieran un conocimiento de que esas ayudas «se fueran a conceder al margen de toda finalidad pública».
Así las cosas, la ponencia propone declarar la «íntegra nulidad» de las sentencias del Supremo y de la Audiencia Provincial de Sevilla respecto al delito de malversación por vulneración del principio de legalidad penal y del derecho a la presunción de inocencia. Y a partir de ahí, la corte demolería por completo las condenas, hasta el punto de que la ponencia propone no devolver las actuaciones a la Audiencia. Y es que el borrador plantea que al ser delitos que están conectados, no se puede perdonar la prevaricación sin hacer lo mismo con la malversación.
Solo habría una pequeña excepción a ese desmontaje total, de confirmarse el borrador: la modificación presupuestaria de 9 de diciembre de 2004 que sirvió para aumentar los créditos y en la que si cabría una nueva sentencia «exclusivamente en lo relativo a la posible comisión de un delito de prevaricación administrativa».
El pleno de la corte de garantías tiene previsto estudiar el recurso de Aguayo a partir del 2 de julio. Ese mismo día, los magistrados esperan deliberar sobre los amparos de los otros cuatro condenados que están en prisión: el exconsejero de Empleo Antonio Fernández; el de Innovación Francisco Vallejo; y los antiguos altos cargos Jesús María Rodríguez y Miguel Ángel Serrano.
El Constitucional ha dado prioridad en su agenda a los recursos de los presos, condenados todos ellos por prevaricación continuada en concurso medial con malversación. Se trata de los mismos cargos por los que fue sentenciado el propio Griñán, pero al no haber ingresado nunca en prisión por su delicado estado de salud, su apelación no ha sido considerada urgente. Su caso se estudiará en el pleno del 16 julio, en una sesión en la que también se analizará el recurso del otro expresidente de la Junta condenado por los ERE, Manuel Chaves, aunque solo a pena de inhabilitación -9 años- por prevaricar.
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